El año pasado el concurso Miss Mini Chile levantó polémica. Esto porque varios decían que no era bueno someter a las niñas a este tipo de certámenes, donde la belleza se vuelve primordial.
Algo que nuevamente ocurrió este 2018, cuando el colectivo La Rebelión del Cuerpo se manifestó en contra de este tipo de actividades, manifestando que “consideramos que este concurso y sus actividades puede generar un impacto negativo en el desarrollo de la identidad de las niñas”.
Sin embargo, Emilia Echavarría, conocida actriz de Ámbar y flamante reina de este año, salió al paso de las críticas, argumentando que “para las personas que creen que no es bueno, están equivocados, porque se pasa increíble, se respeta a las niñas como niñas que somos, y lo más importante que nos hacen sentir únicas, especiales. Yo me voy muy agradecida de poder haber sido parte de este especial momento”.
La jovencita, coronada el pasado fin de semana, dijo en la web de Página 7 que “me encontré con una organización muy buena con personas que tenían mucha experiencia, como Keno Manzur y Paola Olave, donde en el corto tiempo que tuvimos de ensayo, nos enseñaron bastante. También tuve el privilegio de conocer a niñas encantadoras, mamás muy preocupadas, cada niña era una princesa literalmente, los vestidos maravillosos, tanto de trajes patriotas y vestidos de noche”.
Incluso señaló que “este concurso debería difundirse más ya que es tan motivador para todas las niñas, no hay una sola niña que no haya soñado alguna vez con ser una princesa, y vestir lindos trajes, presentarse en un escenario, y ésta es la oportunidad de hacer ese sueño realidad”.
No obstante, pese a las buenas palabras de Emilia, los especialistas igual recomiendan poner ojo. Así, la psicóloga Martina M. Cartwright publicó en un artículo de Psychology Today que “la participación en actividades que ponen el foco en la apariencia física a una edad temprana pueden influir en la autoestima durante la adolescencia y la edad adulta. Problemas ligados a la propia identidad después de ‘retirarse’ de los escenarios de los concursos en la adolescencia no son infrecuentes. Lidiar con la perfección, la dieta, los desórdenes alimenticios y la imagen corporal puede tener su precio durante la adultez”.
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