El miedo al compromiso es cada vez más frecuente en esta época, los jóvenes muchas veces no se atreven a dar el paso hacia el matrimonio porque la prioridad es viajar o conocer lo más posible, antes de establecerse en un matrimonio que puede que al final no resulte como se esperaba.
Es por esto que existe una nueva tendencia entre los millenials para saber si la relación de verdad funciona: el matrimonio de prueba o beta.
Según publica El País, la tendencia fue descubierta a raíz de una encuesta realizada en EEUU a mil personas con edades entre los 18 y 49 años. El resultado arrojó que más de la mitad de los encuestados estaban a favor de un “matrimonio beta”, que fue definido en la investigación como un contrato entre las parejas que duraría dos años, el cual pasado esa fecha, se evaluaría su continuidad sin la necesidad de realizar nigún tipo de trámite.
Mientras que el 32% de los encuestados, creía en que los matrimonios deberían irse renovando cada cinco, siete o diez años cierto tiempo.
Para la psicóloga Jara Pérez, este tipo de acuerdo serviría para conocer los límites del otro, “no creo que los matrimonios de prueba estén exentos de compromiso. Se trata de poder renegociar las condiciones, de poder revisar los límites de la relación con cierta asiduidad”, señala en El País.
“En realidad, ya damos por hecho que los matrimonios no son para toda la vida. Hoy en día, hay tantos tipos de relaciones como parejas; hemos ido abandonando el modelo rígido de matrimonio para dar paso a un nuevo tipo de vínculos afectivo sexuales en los que cabe todo aquello que los miembros consideren conveniente”, explica la psicóloga, y agrega que “en ese sentido, los matrimonios de prueba sí son un signo de nuestra generación, y de la evolución de las formas de vinculación”.
Ventajas de tener un matrimonio de prueba
Vicki Larson autora de El nuevo sí quiero: redefiniendo el matrimonio para escépticos, realistas y rebeldes, señala que existen varios beneficios de hacer esto antes de contraer matrimonio real.
Fin a los estigmas: “todavía hay mucha vergüenza y muchos juicios de valor alrededor de quienes buscan otras formas de unión, como los matrimonios abiertos, o incluso de quienes se divorcian. Si todo el mundo tuviera que personalizar su contrato marital basándose en sus valores y objetivos, ese estigma, esa vergüenza y esos juicios desaparecerían”, afirma.
Fin del miedo y de la rutina: “muchas parejas se mantienen juntas a pesar de ser infelices porque tienen miedo al divorcio y a sus costes, tanto emocionales como financieros, o porque quieren seguir teniendo contacto con sus hijos”, señala Larson y agrega la siguiente pregunta: “en ocasiones, incluso, sólo por inercia. ¿No sería más romántico saber que los miembros de la relación renuevan su contrato marital porque realmente quieren seguir estando juntos?”.
Salud emocional: muchas parejas se mantienen en matrimonio a pesar de estar pasándolo mal. En ese sentido, Larson señala que “con un convenio renovable, sería difícil ignorar las cosas durante demasiado tiempo, porque siempre habría una fecha que requeriría de una acción: renovar o no”.
Finalmente, la psicóloga dice que para ella es una buena idea, “yo le veo sentido, porque genera un cambio, y en las formas de vincularnos, está claro que hacen falta muchas transformaciones. Plantearnos el tipo de relación que queremos y no adoptar un modelo establecido siempre es positivo para ir abandonando patrones de relación obsoletos y poco saludables”.
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