Esta última semana se puso sobre la mesa, nuevamente, el tema de los correctivos a los niños. Podría decir que los dichos de Sebastián Piñera en entrevista con La Tercera, representan el pensamiento del 80% de los padres en nuestro país.
Y claro, es alarmante porque los psicólogos trabajamos como hormiguitas para educar y enseñar lo que genera en los niños este tipo de prácticas. Porque Chile Crece Contigo difunde un mensaje de respeto en la crianza hace ya varios años, y porque la salud mental de los chilenos no tiene nada de bueno como para jactarse.
Quienes trabajamos con el área emocional de las personas, sabemos muy bien cómo es que los vínculos tempranos y la relación con nuestro cuidador nos marca para toda la vida y nos configura como el adulto que somos.
Ser castigados por nuestros padres, golpeados con coscachos, tirones de oreja, palmazos en el “poto”, entre otras. O agredidos emocionalmente con gritos, insultos, amenazas, burlas e ironía, nos deja propensos a una peor salud mental en la adultez. Y por favor, no me diga que a usted le pegaron y está súper bien, porque es la primera señal de normalización del maltrato y es lo primero que demuestra que usted está muy dañado.
No soy yo la primera en alzar la voz por este tema. Es toda una ola de organizaciones, psicólogos, psiquiatras y educadoras quiénes manejan esta información y que comprenden el daño que se genera al normalizar el maltrato hacia los hijos. Si le quedan dudas, lo invito a imaginar cómo sería usted como un niño bien tratado, sin haber recibido gritos, nunca castigado, ni golpeado, ni mucho menos amenazado. Pues le aseguro que sería mucho más seguro y feliz, más calmo y menos ansioso. De seguro sería una mejor persona ¿O cree que no?
¿De verdad cree que golpear a un niño le enseña a ser mejor? ¿A hacer las cosas con cariño y bien? ¿Cuál es esa lógica?¿Cuál es ese estudio? Hay un estudio sí, e indica que existe una asociación entre creencias y prácticas disciplinarias de los padres y comportamientos agresivos de los hijos e incluso trastornos de conducta en los más pequeños.
Los castigos no convierten a los niños en mejor persona. El castigo genera dolor, genera rabia y ambas son emociones que no podemos matabolizar solos en la infancia, necesitamos de nuestros padres que nos ayuden. Pero ¿Cómo se hace cuando son mis padres los que me generan esa rabia o ese estrés? No hay mucha salida ahí, más que un círculo vicioso de más miedo, inseguridad y rabia que no ayuda a un buen desarrollo infantil. El castigo produce efectos colaterales problemáticos y no enseña conductas nuevas. Produce que los niños nos tengan miedo, nos mientan, nos oculten sus problemas y se sientan solos.
¿Qué se hace entonces? ¿Qué se hace si no tenemos estrategias? ¿Qué hacemos si nos sentimos solas y muchas veces la rabia hacia la conducta de nuestros hijos nos hace tomar el camino del castigo y la violencia como método de crianza?
Entender que no es culpa nuestra, pero que si es nuestra responsabilidad. Una responsabilidad tiene que ver con hacernos cargo. En este caso, hacernos cargo de algo que no estamos haciendo bien, que es un delito y que daña a nuestros pequeños. Estamos obligadas a informarnos y a entender que nuestra relación con los hijos está mediada por varias cosas.
Una de ellas es el temperamento, el nuestro y el de nuestros hijos, que muchas veces son diferentes. Existen técnicas que enseñan y que propician el que ambos temperamentos convivan en mejor relación, produciéndose un ajuste que es beneficioso para ambos. Para relacionarnos bien, debemos conocernos y comprendernos.
Otra de las variables importantes es cómo es que estamos mirando a nuestros hijos y si somos capaces de leer su conducta con la real intención del niño, empatizar, poder comprender el por qué, el qué hay debajo de una conducta nos ayuda a poder actuar de una manera más atingente.
Otra de las variables que me gustaría mencionar, porque me parece de gran valor, es lo que genera la acción, la conducta o la protesta de nuestro hijo. Eso que nos produce va a condicionar la manera que tengo para responder. Lo que gatilla su conducta pueden ser muchas cosas, pero cuando entiendo que eso que gatilla no soy yo como madre sino que soy yo niño, tal vez con mis propias frustraciones, nos libera de tomar decisiones que afectarán al niño, que será el futuro adulto que queremos evitar venga a incrementar el porcentaje de problemas y enfermedades mentales de nuestro país.
No es fácil, pero si pedimos ayuda, cualquier psicólogo puede ayudarte. Conoce sobre el tema y te aseguro traerá más efectos positivos que una chancla, que nos llevará a estar pardos en este mismo punto 100 años después.
COMENTAR