Quienes ya son madre suelen sentir una gran ansiedad por escuchar las primeras palabras de sus hijos. Sin embargo, para que esto ocurra deben saber que la comunicación que se desarrolla desde el nacimiento, es de vital importancia.
Y es que según explica a Biut Paulina Lin, académica de la Escuela de Fonoaudiología de la U. Andrés Bello, la comunicación y futura adquisición del lenguaje dependen de la indemnidad neurológica y estimulación ambiental que reciba el infante.
“Los primeros aprendizajes en esta etapa se constituirán como pilares para la adquisición posterior del lenguaje por lo que es posible realizar diversas actividades para promover o facilitar su desarrollo normal”, explica la académica
Por lo tanto, según detalla la fonoaudióloga, para que un niño pueda decir sus primeras palabras, “es necesario que ocurran algunos hitos que permitirán que logre comprender y producirlas, que pueda expresar oraciones o un discurso que le permitan el pensamiento y satisfacer sus necesidades comunicativas”.
¿Cómo estimular la comunicación?
Paulina Lin sugiere aplicar las siguientes estrategias:
Integra nuevas palabras a su rutina
Seleccionar una actividad de la vida diaria, es decir, integrar la estimulación dentro de la rutina de manera que no se emplee tiempo extra y de que sucedan aprendizajes significativos para el niño, puesto que lo que adquirirá será usado siempre. Cualquiera sea la actividad de estimulación seleccionada, hable de manera simple con su hijo, es decir, usando enunciados cortos y reiterativos, como se explicará más abajo.
Comunicación a su altura
Háblele al niño desde su altura para favorecer el contacto ocular, es decir, que los ojos de su hijo contacten los suyos y así que pueda mirar su cara. Realice expresiones faciales que su hijo pueda ver y que sean concordantes con la prosodia o entonación de su voz.
Comprensión del ‘No’
Para que su hijo comprenda el ‘no’ puede comenzar cambiando el tono de voz frente a una actividad en que usted quiere que se detenga. Debido a que los niños primero aprenden a diferenciar los patrones entonacionales de la voz, cuando usted quiere que se detenga pronuncie ‘no’ con expresividad facial seria y con una entonación marcada. No agregue enunciados largos como ‘no quiero que tomes la pelota que está en el suelo’, ya que al no entenderla, no podrá extraer la información que usted quiere, que es que comprenda la negación.
Comprensión de nombre de objetos cercanos
Al seleccionar la rutina, enfóquese en dos o tres objetos cuyos nombres usted quiere que aprenda. Nómbreselo de manera constante en la rutina. Por ejemplo, si la rutina es el baño, usted puede hablarle de manera simple sobre lo que el niño hace o de lo que usted está haciendo en ese momento. Esto se llama habla paralela o autoconversación. No le hable de cosas que no puede ver en ese momento porque su hijo necesitará tener referentes reales en el ‘aquí y ahora’.
Comprensión de órdenes simples
Trabaje órdenes como “dame”, “toma”, “guarda”, etc, para que su hijo las aprenda, con la rutina seleccionada. Si usted quiere comenzar por dame, podría poner muchos juguetes en la bañera. De pronto, solicítelos “dame” haciendo un gesto atingente con la mano más la palabra siempre cuidando que la esté mirando. Tomar su mano dirigirla a un objeto y guiarla a que se lo entregue muchas veces, siempre mencionando “dame” previo a cada entrega. Es importante no esperar a que se lo pase sólo, siempre ayúdelo hasta que aprenda la orden.
Comprensión de palabras que le permitirán saludar y despedirse
Se ha visto que los niños que interactúan más con los adultos, son mejor estimulados lingüísticamente, ya que los adultos le hablarán con mayor frecuencia. Para esto, al llegar a algún lugar o ver a una persona nueva en su entorno o al irse, haga usted el gesto y diga la palabra “hola”; asegurándose de que su hijo la vea. Repita esto muchas veces ya que su hijo debe relacionar que cada vez que usted hace ese gesto es cuando una persona nueva entra en interacción o al finalizarla. Después de eso, tome su mano y guíela para que su hijo haga el gesto con ayuda. Repita esto hasta que su hijo pueda hacerlo solo, y asegúrese de que vea su cara cuando está diciendo “hola” o “chao”. En este mismo sentido, favorezca la imitación de gestos como aplaudir, extender la mano para pedir, etc. Siempre el primer paso será que usted muestre, luego guíe la mano de su hijo hasta que pueda ejecutarlo solo.
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