Un estudio sugiere que los hijos de mujeres que comen gran cantidad de maní en el embarazo tendrían riesgo de desarrollar alergia a ese fruto seco.
De todos modos, los autores no pueden recomendar que las embarazadas eviten el maní porque se desconoce si ese consumo causa la alergia, que cada vez es más común y afecta al 1 por ciento de los niños.
“Aún es difícil saberlo”, dijo a Reuters Health el doctor Scott H. Sicherer, de la Escuela de Medicina Mount Sinai, en Nueva York.
Para encontrar una respuesta mejor, el equipo de Sicherer de otras cinco instituciones del país estudió a más de 500 bebés de entre 3 y 15 meses de edad con alergia a la leche o al huevo, pero no al maní porque la mayoría aún no lo había probado.
Más de un cuarto tuvo una fuerte reacción en el test de “sensibilidad” al maní: los hijos de las mujeres que lo habían consumido durante el embarazo tenían casi tres veces más posibilidad de desarrollar esa reacción alérgica que los niños de madres que no habían comido maní durante su gestación.
Además, cuanto más maní había comido una mujer en el embarazo, más riesgo tenía su hijo de tener un resultado positivo en el test, precisó el equipo en Journal of Allergy and Clinical Immunology. No obstante, ingerir maní durante la lactancia no pareció influir en el resultado.
El equipo advierte que el estudio no describe una relación causa-efecto y señala también que a los niños participantes sólo se les realizaron test de sangre para medir la sensibilidad al maní, que no es lo mismo que diagnosticar la alergia al fruto seco.
“Tendremos que esperar unos años para obtener más información”, dijo Sicherer.
El equipo continua el seguimiento de esos niños para determinar qué alergias aparecen y desaparecen en el tiempo en un estudio del Consorcio de Investigación de las Alergias Alimentarias, de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos.
El nuevo estudio surge después de una modificación de las guías la década pasada sobre el consumo materno de maní.
Luego de ocho años de recomendarles a las mujeres que eviten ingerirlo durante el embarazo y la lactancia si sus padres o hermanos eran alérgicos, la Academia Estadounidense de Pediatría eliminó esa recomendación en el 2008 por falta de pruebas.
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