El consumo de chocolate biológico y sostenible, en un marco “ético y verde”, protagonizará el apetitoso y dulce Salón del Chocolate, que celebra desde hoy en París su decimoquinta edición en pleno compromiso con el medio ambiente. El Salón se sumará a la conmemoración del Año de la Biodiversidad de Naciones Unidas, con una edición que los organizadores han calificado de “green”.
“El Salón del Chocolate, que se extenderá hasta el 1 de noviembre, lanza la tendencia ‘Ético y Choc’ y da ‘carta verde’ al buen chocolate, bio y sostenible, con motivo de un salón aún más deseable, bajo el signo del comercio justo”, señalaron sus organizadores.
En la selecta fiesta de presentación del evento, que se celebró anoche con la presencia del ministro de Agricultura y la Alimentación, Bruno Le Maire, el alcalde de París, Bertrand Delanoë, y numerosos embajadores en la capital francesa, se pudo ver esta tendencia ecológica ya en el tradicional y espectacular desfile de modelos.
La pasarela “Tendencias Chocolate”, con vestidos de chocolate biológico, respondió a una “moda sostenible”, es decir, la totalidad de las prendas fueron fabricadas con materias biológicas, naturales y productos reciclados.
El desfile dejó asombrado al público por las increíbles acrobacias que se ejecutaron y por los trozos de vestido de chocolate que iban cayendo de las hermosas modelos, muchas de ellas caras conocidas de la televisión francesa.
El único representante masculino fue el ex jugador de fútbol Franck Lebeouf, campeón del mundo y de Europa con la selección francesa, que se desenvolvió con soltura en la pasarela.
Fue la habitual antesala de un Salón que se ha convertido ya en uno de los clásicos de la capital francesa, y para el que se esperan en esta edición unos 120.000 visitantes y 400 participantes y expositores.
El evento mundial más grande dedicado al chocolate se ha fijado este año como objetivo “la consciencia verde”, en un mercado cada vez más amplio en el mundo occidental.
De hecho, el mercado de comercio justo representó el pasado año en Francia un volumen de 123 millones de euros (unos 170 millones de dólares). De ellos el 14,3% correspondía a la categoría de “tabletas de chocolate”, consumidas por 2 millones de hogares galos.
En respuesta a estas cifras, el Salón de la presente edición rinde honor al chocolate “ético y responsable” y “desea contribuir al desarrollo de un cacao y de un chocolate de gran calidad, a la vez para el medio ambiente y para el consumidor”.
Será otro de los incentivos de un Salón en el que las degustaciones de chocolate, cafés, té y otros derivados del cacao transportan al catador a todo tipo de sabores y ambientes.
Otro de los puntos fuertes de la cita serán las demostraciones en directo de reconocidos chefs y la “Cocosphère“, un espacio de conferencias en los que se tratarán asuntos como el desarrollo sostenible -en la línea ecológica de todo el evento-, la gastronomía chocolatera, la salud y el bienestar.
No faltarán tampoco los premios -este año se estrena el International Cocoa Awards, que se concederá mañana-, los concursos, como el Charles Proust, centrado en los postres y que cumple ya la tercera edición, o los talleres especiales, que en esta ocasión se centrarán en la Jornada Japonesa, con demostraciones inéditas de chefs nipones.
Por otra parte, los amantes españoles del oro negro están de fiesta ya que, por primera vez, el Salón del Chocolate viajará a Madrid. Entre el próximo 12 y 14 de noviembre se podrá disfrutar de sus actividades en el Parque Ferial Juan Carlos I de la capital de España.
Beneficios en todo el mundo
Además de Japón, los visitantes también podrán “viajar” a los sabores y gustos del chocolate en otros lugares del mundo, como México, África, Indonesia, Bolivia o Perú con los denominados “Cacao Show”, que reproducen los ritos, culturas y ritmos de estos emplazamientos
Y también la línea ecológica se extenderá más allá del viejo continente, porque una de las iniciativas fuera de la capital parisina se centrará en la posibilidad de hacer un “ecogesto” en el que cada uno de los asistentes podrá convertirse en padrino de un árbol en una plantación de cacao de la selva amazónica de Perú, hasta un total de 3.000.
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