Estudio muestra que parejas que discuten se divorcian menos

Por Biut y Agencias

Si usted era de los que creía que evitar las discusiones con su pareja era mejor para la convivencia, está absolutamente equivocado. Un estudio de la Universidad de Michigan (EE.UU.), que siguió por 16 años a 373 parejas, con el fin de averiguar qué los unía y separaba, comprobó que aquellas que evitaban las discusiones se divorciaban más que las que no lo hacían.

Investigadores del Departamento de Sicología de este centro de estudio encontraron que al término del estudio, un 46% de las parejas se había divorciado . De ellas, la mayoría correspondía a parejas donde uno intentaba discutir y el otro evitaba la confrontación. Al contrario, aquellas que habían permanecido unidas eran precisamente las que más tenían discusiones y eran capaces de conversar a fondo los problemas o cosas que le molestaban del otro. “El patrón de comportamiento en que uno intenta discutir y el otro se retrae parece tener un efecto dañino sobre la duración del matrimonio”, dijo Kira Birditt, autora principal del estudio, publicado en la revista Journal of Marriage and Family.

No es todo: el mismo centro de estudios ya había demostrado, en 2008, que aquellas parejas que tienen varios pequeños conflictos y los resuelven son más saludables que aquellas que reprimen su ira.

Los investigadores analizaron a 192 parejas y las dividieron en cuatro categorías: una en la que los dos miembros de la pareja expresaban su rabia; otra, en la que el hombre se reprimía; la tercera, en que la mujer lo hacía, y una cuarta, en la que los dos evitaban expresar su rabia. Así comprobaron que en las parejas donde ninguno de los dos expresaba su ira o molestia existía el doble de muerte prematura en uno de los dos miembros de la pareja, en comparación con aquellos que sí tenían esas pequeñas “válvulas” de escape.

Aprender a discutir

Los expertos -que eliminaron de la medición las discusiones hostiles- demostraron así que los conflictos cotidianos, que son parte de la vida social, no tienen por qué concluir con la ruptura de la relación y que cuando se enfrentan bien, pueden significar todo lo contrario.

Para la experta en terapia de pareja y directora de la Sociedad Chilena de Sicología Clínica, Susan Ifland, la clave está en aprender a discutir de a dos y tener claro, al iniciar una relación de pareja, que habrá conflictos, por lo que es fundamental saber llevarlos y resolverlos.

La experta dice que para que una discusión sea saludable, las dos partes deben escuchar al otro y retroalimentarse. “Hay que hacer el ejercicio de escuchar lo que el otro tiene que decir y luego repetir en voz alta lo que se entendió. Así, se interioriza ese mensaje y el otro se siente confiado en que sus palabras fueron recibidas. Después se intercambian los papeles, para que el primero que habló escuche sin interrupciones y repita también lo que entendió”, señaló Ifland. Con esta estrategia se justifica el pensamiento del otro y se puede llegar a conclusiones consensuadas donde ya no existe el conflicto.

Idealmente, este trabajo de escucha se debe hacer cuando ambos estén más calmados y nunca al fragor de la situación que origina la molestia. Una buena idea son las citas para discutir, ya sea momentos o días después de la pelea. “Se puede invitar a la discusión. Dejar pasar un tiempo desde que se originó la molestia y citarse en un café, por ejemplo, para conversar. Así se evita que se alce la voz o se gesticule demasiado, y se puede discutir en un lugar tranquilo, sin las interrupciones que pueden surgir si se discute en la casa”.

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