Fue en 2009, poco después de lanzar la novela histórica La isla bajo el mar. Eran otros tiempos. Todavía ni se le ocurría volver a postular al Premio Nacional de Literatura. Menos que podía ganarlo. Isabel Allende llegó a Chile y partió a la isla de Chiloé a trabajar. No fue a buscar pistas sobre algún mito chilote para otro libro de leyendas; fue a buscar el mejor lugar para esconder a Maya, una joven californiana rebelde perseguida por el FBI.
Cuando regresó a EEUU, Allende iba con una idea más clara: el paisaje sureño le serviría a Maya para olvidar la vida salvaje que había llevado en Las Vegas. Se puso a escribir su historia, mientras en Chile crecía una campaña que terminaría dándole el Nacional de Literatura. Poco después de recibir el premio en Santiago, Allende, ya en nuevos tiempos para su carrera, le dio el punto final a la historia de Maya.
La novela se llama Los cuadernos de Maya y en mayo llega a librerías españolas. En Chile, Random House Mondadori la pondrá en librerías en junio. Como su anterior libro, La isla bajo el mar, tendrá una primera tirada digna de una best seller bendecida por el máximo galardón de las letras chilenas: 40 mil copias.
Se trata de un cambio de registro en la obra de Allende: después de cuatro novelas históricas, ahora la escritora entrega un relato contemporáneo, ambientado en 2009, y protagonizado por una joven de 19 años.
“Maya se mete en problemas serios con el hampa, la policía y el FBI, y termina escondida en una isla remota de Chiloé, donde tiene que enfrentar los demonios del pasado y donde descubre un secreto fundamental de su familia”, cuenta la autora a La Tercera.
Maya Vidal (“soltera, sin un enamorado, por falta de oportunidades y no por quisquillosa”) no llega a Chile por casualidad. Su abuela, Nini, es una chilena que emigró a EEUU y armó una nueva vida. En Chiloé, Allende pone a Maya a repensar su vida y su historia genealógica.
Se lee en la novela: “Me pusieron Maya porque a mi Nini le atrae la India y a mis padres no se les ocurrió otro nombre, aunque tuvieron nueve meses para pensarlo. En hindi, maya significa ‘hechizo, ilusión, sueño’, nada que ver con mi carácter. Atila me calzaría mejor, porque donde pongo el pie no sale más pasto”.
Niña problema, Maya se enreda en crímenes de poca monta de Las Vegas. Allende narra el lado salvaje de la ciudad americana del juego, mientras en paralelo deja a su protagonista en el agreste paisaje chilote. Por supuesto, al inicio todo resulta mal para Maya: Chiloé no sólo es el fin del mundo, funciona con reglas que una chica norteamericana no puede entender.
Antes, Allende había explorado la literatura de aventuras en Las memorias del águila y el jaguar, ahora coquetea con la literatura juvenil. Pero El cuaderno de Maya también es una mirada de la autora al Chile actual. El país que siempre termina llamándola y donde viven sus padres, a quienes ella entregó el dinero y la pensión vital que ganó por el Premio Nacional de Literatura.
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