Roncar casi todas noches, sentirse somnoliento durante el día por más de tres veces a la semana, tener pesadillas recurrentes y dejar de respirar por momentos mientras se duerme, son problemas que afectan a seis de cada 10 chilenos. Así lo reveló la Encuesta Nacional de Salud 2011 que, por primera vez, incluyó en su medición los trastornos del sueño y estableció que un 63,2% de los chilenos los experimentan. ¿Los más afectados? Los jóvenes. El 68,4% de las personas, entre 15 a 24 años, reconoció sufrir alguno de los síntomas descritos, aunque las mujeres (75%) de ese tramo etario son las más afectadas.
“Es una situación preocupante y no tengo dudas de que las autoridades van a empezar a tratar este problema de ahora en adelante”, dice Julia Santín, neuróloga y directora del Centro del Sueño de la Universidad Católica.
La mayoría de los trastornos del sueño se vinculan a tres factores: sobrepeso u obesidad, tabaquismo y consumo de alcohol. Tres problemas que han aumentado dramáticamente en los últimos 10 años en Chile y que explican, en gran parte, las altas cifras de trastornos del sueño, según la experta.
Sin reloj biológico
La falta de una rutina que permita dormir las horas necesarias también influye en los problemas del sueño, especialmente en los jóvenes. “Videojuegos, películas, carretes o computador. Todos factores que no ayudan a cumplir con las nueve horas que necesitan los adolescentes para descansar y que evitan que anden irritables, somnolientos y cansados”, dice Santin.
Un tema no menor, pues está comprobado que ello repercupe en su rendimiento escolar. “Cuando uno duerme el tiempo adecuado después del estudio, se consolida la memoria, por lo que el aprendizaje es más exitoso”, dice la neuróloga.
No es todo. La falta de sueño provoca un cambio en el reloj biológico de los adolescentes. Además, el exceso de luz de las pantallas (TV y consolas) bloquea la secreción de melatonina en el cerebro, hormona encargada de regular el ciclo diurno-nocturno de las personas.
En los adultos, los trastornos del sueño aumentan las posibilidades de sufrir otras enfermedades: más riesgo de hipertensión, mayor probabilidad de experimentar angina (dolor de pecho), doble de posibilidades de accidentes automovilísticos. Incluso, los afectados pueden ganar hasta un kilo y medio de peso, al dormir mal 11 días seguidos. Eso, sin considerar su vínculo directo con el bajo rendimiento y mayor riesgo de accidentes laborales.
El estudio también revela que un 4,6% de los chilenos sufre apnea del sueño, trastorno en que se presentan largas pausas en la respiración durante el sueño, debido a que la vía respiratoria se estrecha o se encuestra bloqueada. Fumar, por ejemplo, irrita las vías respiratorias, el exceso de grasa estrecha las cavidades por donde pasa el aire y el alcohol relaja el sistema respiratorio, elevando los episodios de apnea.
Todo estos factores pueden ser corregidos. Según Santin, fumar menos o bajar de peso ayudan mucho. O disminuir el uso de relajantes musculares (cuyo consumo ha aumentado en los últimos años en Chile), porque también incide en el problema. Sin embargo, para Santin lo importante es que las personas se tomen el tiempo necesario para dormir (siete a ocho horas en adultos).
Los niños, dos semanas antes de la vuelta a clases, dice la especialista, pueden retomar el ritmo, levantándose más temprano. “Esto hará que en los días siguientes, ellos solos comiencen a dormirse más temprano”, concluye la neuróloga.
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