Soledad Poheler tiene 32 años y es madre de dos hijos, Laura de 3 años y medio y León que tiene tan sólo 11 días. Ella a diferencia del general de las mujeres que eligen dar a luz con anestesia, optó por un proceso totalmente distinto, tener a sus hijos de manera espontánea, sin medicamentos para disminuir el dolor ni intervención para acelerar el parto.
“Al saber que estaba embarazada de mi primer hijo, me empecé a informar sobre las distintas maneras de dar a luz. Desde que supe de los beneficios que un parto natural tiene, tanto para mi hijo como para mí, desde ese entonces, me decidí a tenerlo”, asegura.
A pesar de que en general, las personas asocian el parto natural con el dolor, Soledad Poheler, arquitecto, asume este proceso como una instancia de intimidad y respeto hacia el bebé, que conlleva beneficios para la salud y una mayor conexión con la madre.
El procedimiento
El procedimiento para vivir un parto natural comienza desde que la mujer embarazada conoce por primera vez a la matrona que la va a apoyar, ayudar y contener durante el parto. Desde esa fecha en adelante ambas deberán trabajar en conjunto para que el día del parto exista una participación activa de la madre. “El trabajo de parto consiste en dejar que el nacimiento se inicie de manera espontánea, que fluyan las contracciones uterinas a su ritmo, darle apoyo físico a la mujer con masajes, ayudarla a tolerar bien cada contracción, decirle palabras de aliento y evitar las intervenciones de rutina”, asegura Pascale Pagola, matrona experta en partos naturales.
La ambientación de la sala de parto es esencial para que la mujer se sienta cómoda en el proceso, por ello las matronas recomiendan música, luz tenue y aromaterapia para que la madre se relaje durante el parto. “La paciente ingresa con su matrona, a la Sala Integral de Partos donde se somete a diferentes tipos de relajación, con respiración, aromaterapia y contención. Además tenemos pelotas y duchas de agua caliente para disminuir el dolor” se refiere Aurea Fernández, matrona de preparto de la Clínica Alemana.
El dolor
Al hablar del parto natural, es inevitable que las mujeres arruguen la frente, achiquen los ojos y hagan una expresión de dolor, debido al miedo a tener un bebé sin anestesia.
Pero, para Soledad Poheler que ha vivido dos partos naturales, el dolor no es lo más importante, su motivación más grande de haber tenido a sus hijos de esta manera es que sintió todo el proceso y ayudó a sus hijos a nacer. “Estás conciente que duele, pero ese dolor tiene la mejor recompensa, tanto emocional como física”.
Son pocas las mujeres que se atreven a vivir un parto natural; según la experiencia de Aurea Fernández matrona de la clínica Alemana, menos del 50% de las chilenas que inician un parto natural lo logra.
Para enfrentar el dolor existen diferentes métodos de relajación como la imaginería, vocalización, el uso de la pelota, masajes que realiza la misma matrona, baño de tinas o duchas calientes, compresas frías, ejercicios de respiración, y una serie de ejercicios físicos como abrir y cerrar las piernas, movimientos corporales con ritmo, cambios de posición, caminar y rebozo. “Es muy valido que la mujer trabaje su parto natural, pero también debe tener en cuenta el tema de las expectativas versus lo que puede ocurrir. Ya que si a última hora decide ponerse anestesia, no debe desanimarse, el parto seguirá siendo una experiencia maravillosa”, asegura Pascale Pagola.
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