Se valora la iniciativa de las diputadas Camila Vallejos y Karol Cariola, en la presentación de la moción parlamentaria sobre modificación a la Ley de Femicidio, así como también que la Comisión de Mujeres y Equidad de Género de la Cámara de Diputados la haya aprobado en general.
La Ley Gabriela viene a penalizar los femicidios en las relaciones de pareja sin convivencia e incluye a las menores de edad, un territorio nunca antes abordado en las leyes sobre violencia en relaciones de pareja.
Dicha moción legisla sobre el aumento de pena para los asesinos de niñas, adolescentes y jóvenes en relaciones de pololeo, así como incorpora la inducción al suicidio producto de relaciones de pololeo violentas y tóxicas tal como declara la familia de Antonia Garros.
Mientras leo la modificación al Código Penal y la Ley Gabriela, la cual debe su nombre a Gabriela Alcaíno, asesinada junto a su madre, Carolina Donoso, en 2017, no dejo de pensar en una sociedad violenta, y que esta violencia se deba combatir con penas y sanciones, no problematizando su origen.
Las leyes no van a la raíz del problema: una sociedad desigual, basada en una cultura machista que traslada la violencia al entorno privado y donde las jóvenes piensan que es cuestión sólo de ellas.
Por ello, se hace urgente incorporar políticas públicas integrales que magnifiquen la problemática, pero con propuestas concretas y dirigidas a los cambios culturales y educacionales, con personal capacitado y sensibilizado, donde la prevención se inicie precozmente involucrando a la familia y la escuela de manera completa. Sólo así podremos proyectar una disminución de la violencia y no el aumento de ella. Porque ya no queremos más cifras ni números pintados de sangre.
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