“Lumpen”, así se titula un conmovedor relato escrito por una profesora viñamarina y madre de dos hijos, que por estos días ha sido muy aplaudido en redes sociales.
El texto firmado por Natalia Casas, cuenta la historia de un niño llamado “Lumpen”, que nace, crece y se desarrolla en un ambiente desprotegido y carente de afectos.
La historia que retrata una realidad social y busca explicar cómo impacta la falta de amor y protección en la vida de los niños, niñas y adolescentes de la sociedad, se convirtió rápidamente en viral tras ser publicado por la cuenta de Facebook del sitio de maternidad Mamadre, donde alcanzó más de 7 mil reacciones en Facebook y fue compartido por 16 mil personas solo en esta plataforma.
“Lumpen una vez fue un bebé en la guatita de su mamá, quien no siguió una dieta que lo nutriera adecuadamente, incluso ella consumió alcohol y drogas durante su gestación. Cuando nació, no encontró un pecho tibio ni alguien que oliera extasiado el aroma de su cabecita. Lloró y lloró, pero solo encontró oídos sordos. Aprendió sus primeras palabras y dio sus primeros pasos, pero los aplausos no sonaron”, comienza escribiendo.
“Creció y no encontró a quién contar cuál era su color favorito ni mostrar lo alto que podía saltar. Se portaba mal, no era obediente, no era empático con sus pares, no aprendía bien y era un distractor para sus compañeros en clases; sin duda una mala influencia. Niño Lumpen repitió una y otra vez de curso hasta que dejó de ir a la escuela”, continúa el texto.
Imagen: Pixabay.com
“El adolescente Lumpen creció antes (…) Se deslumbró con la plata, las drogas, la calle. La marginalidad lo acogió, ahí se sentía él mismo, no juzgado, libre. La oscuridad, las esquinas, el asfalto fueron su hábitat. Delinquió pronto, estuvo en Sename, regresó a la calle, se ocultó en las sombras; fue y volvió varias veces”, relata.
“Hoy ya es tarde para Lumpen. Hay una ciudadanía entera condenando sus actos. Su forma de expresión no es sana, es dañina, es violenta, sus actos no deben quedar impunes. Y yo lo siento tanto, porque sé que naciste para ser amado, atendido y educado, pero no tuviste la suerte de tener una familia ni un país que lo hiciera. Yo, atemporal e imaginariamente, quisiera mecerte en mis brazos, desvelarme noches enteras cuidando tus sueños, mostrarte libros graciosos, explicarte por qué la luna cambia de formas, escuchar paciente tu llanto y consolarte con un beso. Llegué tarde para ti, todos llegamos tarde para ti”, reflexiona.
Por eso es urgente, inmediato detener la rueda de la injusticia y el egoísmo. Nuestra sociedad no puede seguir gestando, criando y formando más Lumpen. Queremos que todos los niños sean libres y felices, sanos e inteligentes, para que un día sea factible que actúen como tú esperas, como ciudadanos respetuosos y amantes de su prójimo”, finaliza el texto.
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