Un estudio de la Dra. Lorena Ortega del CIAE de la Universidad de Chile, en colaboración con los Dres. Ernesto Treviño y Denisse Gelber, del CJE de la Universidad Católica, investigó sobre cómo impacta el género en cuanto a las interacciones entre alumnos y docentes en clases de matemáticas, específicamente.
Según consigna El Mostrador, el análisis reveló que en clases donde la docente es mujer, “la interacción es mucho menor con las niñas que con los niños”, ya que, la inclusión de niñas “entre aulas no se explica por el género del docente ni por la composición de género del curso: estudiantes mujeres no interactúan más con las docentes mujeres, ni cuando se trata de cursos mayoritariamente femeninos“.
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Entre los resultados principales del estudio, se desveló que las niñas interactúan menos frecuentemente con su profesor de matemáticas, ya sea iniciadas por la alumna o por el docente. En cifras, las niñas registraron un 23% menos que lo niños, en las interacciones iniciadas por el profesor.
Estas diferencias fueron observables a través del rendimiento de notas en matemáticas y la distancia de cada alumno con el profesor en la sala (es decir, el lugar en donde se sienta el/la estudiante). Para realizar el estudio, se grabaron y codificaron 79 clases de matemáticas en 43 establecimientos de enseñanza básica y media, siendo la gran mayoría de ellos, escuelas municipales de la Región Metropolitana. En total, fueron 57 profesores y 2.295 estudiantes los que participaron del estudio que se publicará en la revista internacional Infancia y Aprendizaje.
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Las niñas también presentan menos “interacciones personalizadas” por parte de los profesores, siendo ellos los que principalmente inician este tipo de intercambio con los niños.
Lorena Ortega, líder de la investigación señaló que “si bien se encontró un importante sesgo de género en desmedro de las niñas en la mayoría de las aulas estudiadas, también se encontró variación entre aulas, es decir, algunas aulas son significativamente más inclusivas con las niñas que otras. Esto quiere decir que los patrones de interacciones sexistas pueden ser modificados y que es importante aprender de aquellas aulas y docentes más inclusivos/as“.
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“Un primer paso para erradicar estos sesgos de género en la escuela es hacer visibles estos patrones de interacciones sexistas y sensibilizar a los docentes lo más tempranamente posible, ojalá en su formación inicial, respecto de estos sesgos, que a menudo operan de manera inconsciente”, indicó Ortega.
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