Un estudio inglés sugirió que los ideales de belleza corporal cambian frente a determinadas amenazas del entorno como pueden ser las situaciones de estrés psicológico, físico, económico o social.
La investigación del Departamento de Psicología de la Universidad de Westminster en Reino Unido comparó las puntuaciones obtenidas por sujetos estresados y no estresados, que al ver cuerpos de distintas mujeres que oscilaban entre el infrapeso y la obesidad preferían a éstas sobre las más delgadas, elección que no efectuó el grupo de control.
La experiencia del estrés puede llevar a idealizar los rasgos físicos más maduros en una pareja potencial, incluyendo el sobrepeso, porque “se vinculan con una mejor capacidad para manejar el estrés ambiental”.
La hipótesis inicial de los científicos es que dado que la función principal del tejido adiposo es almacenar calorías, la grasa del cuerpo sería vista como un indicador clave sobre la disponibilidad de comida. Por ello, cuando una persona se enfrente a situaciones de incertidumbre que tenga que ver con la disponibilidad de recursos, lo más probable es que tiendan a idealizar de las personas de mayor peso ya que la gorsura se asocia al acceso a esos recursos. En este contexto, la delagadez puede asociarse “con una mayor incidencia de enfermedades y, en el caso concreto de las mujeres, con irregularidades en la ovulación y una capacidad menor de llevar adelante un embarazo”. Adicionalmente a estos resultados, los investigadores además dejaron entrever que sentirnos estresados altera nuestra capacidad de empatía, lo que podría redundar en diferentes valoraciones sobre el nivel de atractivo de personas del sexo opuesto.
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