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Diabetes gestacional, cuando la madre y su hijo comprometen su salud

Por Biut y Agencias

Tendencia a ser obesos cuando adultos, sufrir una baja de glucosa en la sangre y hasta presentar infartos después de los 45 años, son las complicaciones que pueden padecer los niños de madres con diabetes gestacional. Cuidarse a través de la alimentación y el ejercicio, una de las claves para prevenirla.

El estilo de vida de la sociedad actual ha colaborado en la generación de diversos tipos de enfermedades. Una de ellas es la diabetes gestacional, entendida como la intolerancia a la glucosa, que se inicia durante el embarazo.

Se trata de una enfermedad que no produce síntomas, por lo que una mujer puede pasar todo su embarazo sin recibir diagnóstico y tratamiento oportuno.  El doctor Juan Ibarra, gineco-obstetra de Clínica Vespucio, explica que “los factores de riesgo que la gatillan son tener antecedentes de diabetes en el grupo familiar más cercano, presentar sobrepeso u obesidad al embarazarse, tener más de 40 años de edad, o algún antecedente de complicaciones fetales previas, entre otros”.

La manera de identificar si se trata de una diabetes gestacional, es a través de una prueba denominada curva de tolerancia a la glucosa, que debe realizarse entre las semanas 20 y 28 del embarazo. “En el caso de quienes ya han tenido este tipo de diabetes, deben hacerse el examen antes de las 20 semanas, en cualquier momento de la evolución del embarazo”, detalla el especialista.

Dentro de las complicaciones que puede generar este tipo de trastorno, un tercio de los casos produce niños obesos al interior del útero, que al nacer pueden pesar más de cuatro kilos. “En caso de no controlarse, la madre corre el riesgo de sufrir diabetes en el futuro. Además, el niño puede sufrir una baja de glucosa en la sangre (hipoglicemia) y se conoce que en la adultez, estos niños tienen tendencia a la obesidad y a generar infartos pasados los 45 años”, argumenta el Dr. Ibarra.

Alimentación saludable

Para Juan Ibarra, este trastorno debe tratarse a través de una alimentación que considere un régimen saludable, “bajo en hidratos de carbono, proteínas y grasas y debe complementarse con la realización de actividad física acorde al embarazo. En el caso de que la paciente continúe con un índice de glicemia elevado (alta cantidad de glucosa en la sangre), es necesario realizar un tratamiento con fármacos hipoglicemiantes orales o insulina, al menos durante lo que le resta del embarazo”, aclara.

Se considera que tener un aumento de un kilo de peso por mes de gestación es lo adecuado, asunto que en paralelo a una actividad física constante, la ayudará a evitar la aparición de esta enfermedad.

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