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Tecnología en el hogar y menor actividad física: Los grandes culpables del sobrepeso en las mujeres

Por Constanza Cortés /@lavecinacortes

Un estudio realizado en Estados Unidos concluyó que el tiempo libre que los artículos electrónicos le han regalado a las chicas -al disminuir la carga doméstica que tenían antes- ha hecho que en la actualidad destinen más horas a actividades sedentarias, como ver televisión o utilizar el computador.


Las maravillas de la tecnología llegaron a nuestras vidas y a nuestros hogares también. Sin embargo la ayuda que nos han entregado durante el último tiempo, también han afectado algunos de nuestros hábitos. Así lo detectó un estudio realizado por un grupo de científicos estadounidenses que concluyeron que la menor actividad física, asociada la tecnologización de las tareas hogareñas, ha sido un factor importante en los índices de obesidad de las mujeres.

Los expertos encargados del estudio 45-Year Trends in Women’s Use of Time and Household Management Energy Expenditure, explican que el tiempo libre que las chicas han ganado, gracias a la menor carga doméstica, se está utilizando en actividades sedentarias, lo que ha contribuido en los altos índices de obesidad observados en la actualidad.

Más allá del enfoque de género, es un hecho que los artefactos tecnológicos a los que hoy tenemos acceso -como aspiradoras, lavavajillas, microondas y lavadoras automáticas- han disminuido el tiempo que tradicionalmente las mujeres dedicaban al mantenimiento del hogar. Esto, sumado a la penetración de la mujer en el campo laboral -entre otros factores- ha hecho que el nivel de energía dedicado al trabajo doméstico haya disminuido drásticamente en los últimos 50 años, produciendo así una baja de la actividad física que podría ser parcialmente responsable del incremento del sobrepeso en las mujeres actuales.

El experimento fue liderado por el doctor Edward Archer, docente de la  Universidad de Carolina del Sur, junto a un grupo de investigadores y fue publicado en el journal PLoS ONE. Aquí se midió el tiempo que un grupo de mujeres -de 19 a 64 años- demoraba en realizar tareas domésticas, como preparar platos de comida, lavar la loza, la ropa, entre otras cosas. Lo interesante es que calcularon cuánto tiempo tardaban en hacer estas cosas en 1965, en comparación al periodo que ocupaban en 2010.

Los culpables: el tiempo libre y el menor gasto energético

La investigación concluyó que el tiempo dedicado a este tipo de tareas disminuyó de 25.7 horas por semana, en 1965, a 13.3 horas por semana en 2010, con una baja de 16.6 horas semanales para las dueñas de casa y de 6.7 horas semanales en las mujeres con trabajos remunerados. Esto, se traduce en que mientras en 1965 las dueñas de casa  quemaban alrededor de 6 mil calorías por semana haciendo trabajo doméstico, hoy esta cifra disminuyó a 3.486 calorías por semana, mientras que las mujeres con trabajos remunerados disminuyeron de 3.106 calorías por semana, en 1965, a  2.182 en 2010.

El estudio revela además que el tiempo libre “ganado” gracias a esta disminución de carga doméstica se traspasó  a actividades sedentarias, como ver televisión o utilizar el computador. Así, si en 1965 el tiempo que las mujeres pasaba frente a la pantalla era de 8.3 horas semanales, en 2010 las mujeres dedican 16.5 horas a la semana a este tipo de entretención.

“En 2010, las mujeres asignan un 25% más de tiempo al uso de medios audiovisuales que a trabajo doméstico. La reasignación del tiempo de tareas activas a pasatiempos sedentarios tiene importantes consecuencias en la salud.   Estos resultados sugieren que la disminución del gasto energético por labores del hogar puede haber contribuido a la prevalencia de la obesidad en mujeres en las últimas cinco décadas”, concluye el estudio.

Por su parte, el traumatólogo de Clínica Meds, Fernando González, explica que el problema no es que las mujeres hayan dejado de dedicar la mayor parte de su tiempo  a tareas domésticas, sino que hayan traspasado este tiempo a actividades sedentarias. “El problema es generalizado. Las comodidades de la vida modernas han disminuido nuestro gasto energético dramáticamente respecto de nuestros abuelos y no estamos compensando ese tiempo con más actividad física. Lo ideal sería que este mayor tiempo libre, pudiéramos usarlo en parte  para realizar deporte y todo tipo de actividad física, y así balancear nuestra ingesta calórica con nuestro gasto energético”, explica el especialista.

De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, la inactividad física es el cuarto factor de riesgo más importante en la mortalidad global. Para los adultos entre 18 y 64 años, la OMS recomienda al menos  150 minutos de actividad física aeróbica de intensidad moderada a la semana.

“La inactividad física es una de las principales causas de morbilidad y mortalidad en el mundo y aún así esta causa es demasiado a menudo poco enfatizada en los parámetros clínicos, educativos y de salud pública”, aseguran los autores del estudio.

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