Para nadie es novedad que el desayuno es una de las comidas más importantes del día. Pero qué comer, para que éste sea nutritivo y proporcione la energía necesaria para comenzar el día, es algo que muchos se cuestionan a la hora de prepararlo. Por esto acudimos a una experta en nutrición, para que nos explicara qué debemos hacer para que esta primera comida sea equilibrada y saludable.
Patricia Torres, nutricionista de Clínica Vespucio, dice que el desayuno “es importante para el buen estado físico, psicológico y nutricional en todas las edades. El organismo lleva entre 8 y 12 horas sin recibir alimento, por lo que si no se toma desayuno, la persona quemará otras reservas de energía, lo que causará múltiples alteraciones en el normal funcionamiento del cuerpo”.
LAS VENTAJAS DE DESAYUNAR TODOS LOS DÍAS
Si una persona se encuentra irritable, agotado, desconcetrado y de mal humor durante las primeras horas del día, es probable que no haya tomado desayuno. Según la experta, estos serían los síntomas que genera el no comer en la mañana.
“Si desayunamos todos los días veremos mejoras en el rendimiento intelectual y físico, ayudamos a controlar nuestro peso, mejoramos los niveles de colesterol y aportamos el consumo diario de vitaminas y minerales que nuestro cuerpo necesita”, asegura Torres.
UN DESAYUNO EQUILIBRADO
Si creías que con una taza de café y un par de tostadas estabas al otro lado, te equivocas. Según Patricia, “el desayuno aporta entre el 20 y el 25% de las calorías consumidas durante el día”. Y para que éste sea equilibrado, la doctora recomienda incorporar los siguientes grupos de alimentos:
Productos lácteos: leche normal, leche cultivada, yogurt bajos en grasa. También puedes incluir algún postre de leche, pero de preferencia sin azúcar y con leche descremada.
Pan o cereales: estos deben ser de preferencia integrales. En el caso de que no lo sean, preferir el pan de molde y la marraqueta antes que la hallulla.
Frutas: pueden ser preparadas enteras o como jugo. Una porción de fruta es lo recomendado para el desayuno. Una porción equivale a una fruta que quepa en la mano.
Otros alimentos: se puede incluir té o café, también productos derivados de la carne como el jamón (idealmente de pavo), pero siempre en pequeñas cantidades. Además la nutricionista recomienda reemplazar el azúcar de mesa por endulzantes sin calorías.
“No deberíamos incluir en el desayuno alimentos altos en grasas saturadas, como pasteles, galletas dulces, waffles, panqueques cocinados con mantequilla, huevos fritos y tocino”, dice Patricia. Y en lugar de estos recomienda comer “galletas integrales en vez de pan, ya que al ser alta en fibra nos ayuda a ir al baño y a bajar el colesterol malo”, finaliza.
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