Por lo general, no botamos un cosmético hasta que éste se acaba o se seca. Pero lo cierto es que estos productos también tienen una fecha de caducidad, ya que utilizan químicos que tienen una fecha límite.
Es importante saber cuándo es hora de desechar un producto para que no nos haga mal a la piel, por lo que en El País, entregan la respuesta para saber en qué fecha vencen.
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Según Paola Gugliotta, cosmetóloga, cofundadora y directora de la firma cosmética Sepai, “en España y en Europa, la ley dice que cuando un producto cosmético tiene una duración mayor a 30 meses no hace falta poner la fecha de caducidad en la etiqueta. Lo que si hay que incluir es el PAO (Period After Opening), que te dice el tiempo de vida de ese producto desde que ha sido abierto. Esta es la norma que rige para la mayor parte de los países europeos, aunque algunos, como Rumanía, son más estrictos y exigen que se incluya en el etiquetado la fecha de caducidad”, explica en el sitio mencionado.
Esta regla del PAO también rige para nuestro país, ya que muchos de los productos vienen del extranjero. El problema de esto, es que muchas personas no apuntan la fecha en que fue abierto el producto, por lo que es importante tener en cuenta la fecha de inicio al usarlo.
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Según Pedro Catalá, doctor en farmacia, cosmetólogo y creador de la firma de productos de belleza Twelve Beauty, “la media de duración de un PAO es de unos 6 meses. Los bronceadores deben cambiarse cada año, ya que los filtros solares son muy inestables y los cambios de temperatura o el excesivo calor a que están sometidos pueden hacer que éste pierda efectividad”, señala.
En cuanto a los aceites, “son muy difíciles de contaminar, ya que las bacterias no proliferan en medios oleosos, pero sí que pueden oxidarse o enranciarse (algo que se detecta enseguida por el olor). En este proceso, pierden sus propiedades y crean radicales peróxidos, que son poco aconsejables para la piel. En caso de aceites, yo recomiendo usarlos en un periodo de tres meses tras su apertura”, dice Pedro Catalá.
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“Los productos que pueden estar en contacto con mucosas, como los contornos de ojos, suelen tener un PAO menor, ya que su proximidad a esta parte del cuerpo, llena de microorganismos, los hace más vulnerables a la contaminación”, señala Paola Gugliotta.
Algunas señales de que un producto no está en buenas condiciones, o que ha pasado mucho tiempo abierto, puede ser su olor o el cambio de color.
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Típico: vamos a un baño con nuestra mejor amiga, sacamos nuestro labial para retocarnos y ella nos dice “¿préstamelo?”. Lo más probable es que te haya pasado varias veces y que, por no ser catalogada como la peor amiga, hayas accedido y ambas terminaran usando el mismo labial.
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