Muchos padres creen que para que sus hijos desarrollen una sana relación con su cuerpo, deben verlo con naturalidad. Es por esto que muchos no tienen problemas de mostrarse desnudos frente a sus hijos en situaciones cotidianas como, por ejemplo, cuando se cambian de ropa o se meten o salen de la ducha.
Es así como hace un tiempo la fotógrafa Heather Whitten, que acostumbra a publicar fotos de su vida cotidiana, subió a su cuenta en Facebook una foto de su bebé y marido en la ducha. Esto indignó a sus seguidores, quienes se manifestaron en contra, llegando al punto de llevar a Heather a juicio, luego que uno de ellos la denunciara anónimamente por “negligencia parental” ante el Departamento de Seguridad Infantil del estado de Arizona.
Imagen: Gentileza Pixabay
Sin embargo, según la fotógrafa la historia tras la foto no tiene nada que ver con algo pervertido ni se buscaba exponer al menor. Como indica el sitio Telam de Argentina, “el hijo menor del matrimonio contrajo salmonella y tuvo un cuadro de fiebre. Para bajarle la temperatura el padre tomó al pequeño y ambos se dieron un baño de agua fría por unos minutos hasta llevarlo a un centro de salud”.
A raíz de esto, nos surgió la duda de si perjudica o no que los hijos vean a sus padres desnudos, hasta qué edad se puede ver como algo común y cómo tratar con delicadeza esta situación.
Para esto, contactamos al psicólogo Felipe Vergara, coordinador académico de la Escuela de Psicología de la Universidad del Pacífico, quien aclara todas estas dudas a continuación.
¿Sí o no?
Partiendo de lo básico, el especialista señala que no es sano para el desarrollo del niño estar expuesto a la sexualidad de los padres, “tampoco si hay seducción por parte de alguno de los progenitores”, sin embargo, agrega que “hay momentos de la cotidianeidad que si son manejados de manera natural y desprejuiciada, no debieran generar malestar alguno”.
Felipe dice que lo importante es mantener una actitud respetuosa y delimitar los contextos, como por ejemplo, “enseñar a nuestros hijos que su cuerpo es de ellos y que no deben exponerse a situaciones que vulneren sus límites. Es fundamental que los padres podamos distinguir entre ser “naturales” y la perversión, que es algo muy distinto”.
Imagen: Gentileza Pixabay
Con respecto a la edad en que se debe dejar ésta práctica, el profesional cuenta que “mediante la llegada de la pre pubertad los niños comienzan a manifestar mayor pudor y comienzan a mencionarlo, es importante también que los padres respeten el pudor de los hijos en la medida que se va manifestando”. Un consejo importante que da el psicólogo es de observar a los hijos para comprender cómo se están desarrollando, ya que todos lo hacen de manera distinta.
Manejando la situación
Según Felipe, para manejar de la mejor forma este tema, “es muy relevante la actitud de respeto que se tiene a nivel familiar, y que los padres asuman también su propio pudor”.
Hay dos opciones que se ven cuando llega la adolescencia. Primero, “lo más probable es que si usted fue demasiado laxo en los límites, los jóvenes tenderán a asumir posturas más rígidas”, y por otro lado “si usted ha sido rígido como padre lo más probable es que el joven busque mayor libertad y asuma una actitud diferente”.
Por esto, el profesional dice que es importante que los padres se conozcan y enseñen a sus hijos límites equilibrados, “ni tan rígidos, ni tan laxos”.
Es muy probable que durante ésta práctica cotidiana, surjan dudas en los hijos, por lo que el psicólogo explica que hay que hablar de forma directa con ellos para resolver sus preguntas.“Toda discusión en torno al cuerpo finalmente termina siendo la vía para poder conversar de sexualidad, temática trascendental en la educación de seres humanos y que no puede quedar fuera de la conversación familiar, independiente de la postura que se tenga frente a ella”.
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