En países como Estonia, Finlandia y Dinamarca, reconocidos por su calidad y equidad educativa, no evalúan a sus estudiantes de primaria a través de una escala numérica, según dice el senador Jaime Quintana (PPD), quien está preparando un proyecto de ley para que los establecimientos adopten este modelo de aprendizaje entre primero y cuarto básico.
En Chile, el liceo Manuel de Salas, particular pagado y dependiente de la Universidad de Chile, ya pusieron en práctica un modelo similar. Actualmente el centro académico está funcionando de primero a cuarto básico con un sistema calificativo cualitativo, es decir, sin notas de 1 a 7.
La jefa de UTP del liceo, María Correa, declaró a La Tercera que “esta metodología permite descomprimir la presión que tienen los niños con las notas, que implican competitividad, estigmatización y demasiado interés por obtener un número más que por aprender“, además de que hace un cambio vital en los niños al no tener que concentrarse específicamente en la notas, generando otros beneficios. “Los niños vienen gustosos a aprender, ninguna asignatura les resulta desmotivante ni difícil e, incluso, para ellos es entretenido“, cuenta Correa.
El senador Quintana también asegura que “la experiencia comparada muestra que para llevar calidad al aula es necesario evaluar cualitativamente. Las notas agobian a estudiantes y padres. El mecanismo de calificación y promoción que tiene Chile no contribuye en nada en la calidad educativa“.
Pero, ¿qué opinan los especialistas?
Cecilia Martínez, psicopedagoga de Clínica Vespucio, declaró a Biut que “al eliminar la evaluación cuantitativa y reemplazarla por una cualitativa se logrará controlar la baja tolerancia a la frustración de los niños y niñas. Por otro lado, la idea de una evaluación cualitativa es centrarla en los procesos de aprendizajes, y no en el estrés y agobio que sienten los estudiantes al recibir una nota insuficiente”.
Mientras que la psicóloga infantil de la Clínica Dávila, Ximena Jofré, dice que “si la idea es mejorar la salud mental de nuestros niños, creo que no producirá efectos importantes, mientras no se priorice el proceso de aprendizaje por sobre los resultados, sean estos expresados en números o de forma cualitativa. Lo fundamental es que los niños le encuentren sentido al aprender y no lo vivan como una carrera en la que lo que importa no es participar, sino que ganar.
Karina Navarro, psicóloga infantil de Vidaintegra, explica que se requieren de metodologías apropiadas para los niños de hoy, ya que ya no basta con el papel y el lápiz o el pizarrón, porque “hoy los niños aprenden haciendo y experimentando“. Sin embargo, saber cómo hacer una calificación del aprendizaje y graficarlo o contenerlo en una nota, es de suma importancia.
Es por eso que el tema se pone delicado, ya que según dice Navarro, “uno como especialista puede decir que las calificaciones estresan en alguna medida a los niños, sin embargo, es un método que siempre ha existido, dependerá de cómo los adultos le demos el valor a esa calificación, de la manera en el que el niño lo interiorice e interprete“.
Además, señala que las notas son una señal de un resultado que pudieran o no reflejar un aprendizaje, pero no siempre es así, ya que hay variables que no solo se relacionan con los conocimientos, sino que “hay variables ambientales que pueden incidir en una evaluación; por ejemplo, si el niño o la niña está enfermo puede alterar su resultado, si tuvo un problema en casa o en el trayecto fue víctima de un accidente también puede alterar su resultado; por eso al hablar de una evaluación que sea en conceptos y que se evalúe un proceso pudiera ser más real que una prueba que solo evalúa un momento en el día“.
¿Qué efectos generan las notas en los niños pequeños?
Jofré define que en el sistema actual, las notas pueden causar ansiedad y provocar altos niveles de angustia en incluso sintomatologías depresivas.
“Esto corre tanto para niños con notas altas o bajas, ya que tal como un niño con ‘malas notas’, puede sentirse inferior o carente de talento o inteligencia, un estudiante con rendimiento ‘sobresaliente’, puede desarrollar un alto grado de autoexigencia, para poder cumplir con las expectativas de su entorno familiar y escolar”.
“Las notas provocan en los niños desmotivación frente al aprendizaje, frustración, poca confianza en sí mismo, además de estar compitiendo con el resto de sus compañeros”, asegura Martínez.
¿Hay una edad recomendada para evaluar a los niños con nota?
En este caso, las tres especialistas tienen ideas distintas. Karina Navarro cree que desde primero básico está bien, y que “más pequeños no tienen mayor idea sobre los números, conceptos; desde primero básico ya tiene claridad sobre un número y su valor, por lo tanto, puede existir una comprensión de la nota; antes de eso no es posible entenderlo concretamente”.
Sin embargo, Cecilia Martínez, opina que “a los 12 años los niños y niñas ya tienen la madurez para comprender de mejor manera el significado de las notas“.
Pero por otro lado, Ximena Jofre expone que poco importa si el rendimiento se mide de manera cuantitativa o cualitativa, si no se centran los esfuerzos en procurar que los niños le den sentido al aprendizaje y tengan espacio para desarrollar equilibradamente las distintas actividades que permiten un desarrollo psicoemocional sano. No es la idea que los niños deban sacrificar momentos familiares, sociales o de entretención para rendir académicamente“.
Finalmente, Navarro considera que “si hubiese una buena y adecuada implementación sería una buena opción. Sin embargo, debemos partir por la entrega de aprendizajes, por las experiencias del aprendizaje“, finaliza.
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