Como toda estrella de rock internacional, Gustavo Cerati era más que música, era un estilo de vida rápido, fugaz, excéntrico, glamoroso y trasher a la vez. Muchas vidas mezlcadas en un cuerpo.
Inolvidable es su look más clásico, con el pelo levantado y los ojos delineados que marcaron a sus ochenteros fanáticos, que coraban al ritmo de las canciones de Soda Stereo.
Y claro, esos peinados y looks raros, de los que habló en 2009, en una de sus últimas entrevistas para La Tercera: “Llegué a usar hasta camisas o camisolas de mi madre, en la época de Nada personal con Soda Stereo. Cuando vinimos a Chile (en los 80) estaba de novio con una chica belga que nos cortaba el pelo a todos, ella era una especie de florero caminando y yo intentaba imitarla en muchos aspectos”.
También fue un rockero clásico, full cuero y actitud en cada atuendo, y cómo olvidar su paso por el mundo de la electrónica.
Cerati no solo vestía estilo, sino que además lo firmaba con su nombre. En 2009 vino a Chile a lanzar GC para Basement, una línea de ropa masculina para Falabella. Y es que él mismo lo dijo, en aquella entrevista: “no se puede separar la moda del rock. Se miran continuamente”.
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