Este fin de semana, el suplemento Tendencias de La Tercera publicó Qué le pasa, mi chanchito? un artículo en el que aseguran que, pese a ser cursi, el uso de sobrenombres podría tener un efecto positivo en la relación.
“Veamos: llamar a su pareja “chanchita”, “perrito”, “pollito” o, incluso, “guagua” es una cursilería. En esto no debiera haber dos opiniones. Distinto es que ahora sepamos que decirle así al otro tiene enormes beneficios para la relación.
Suena tirado de las mechas ¿no? Un poco, pero es cierto. Existe una amplia evidencia de que usar estos apodos románticos puede hacer que la pareja permanezca por más tiempo junta gracias a la sensación que estos apodos producen en el cerebro. Es decir, si usted es del grupo al que la cursilería le produce dermatitis y se ha negado sistemáticamente a caer en ella, replantéese, porque le conviene si anda en busca de alargar plazos”.
Sigue leyendo el artículo en Tendencias de La Tercera.
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