“Los hombres emparejados con feministas tienen mayor satisfacción sexual y mayor estabilidad en su relación”. Esta es la conclusión a la que llegó Laurie Rudman, profesional de la Universidad de Rutgens, quien decidió realizar un estudio para saber si efectivamente el feminismo era o no beneficioso para la vida sexual de las parejas.
Y es que la creencia popular apunta a que esta doctrina, que pide para la mujer el reconocimiento de derechos y capacidades que tradicionalmente han estado reservados para los hombres, no fomenta el romance y aleja a los posibles candidatos.
Sin embargo, el estudio de Rudman, citado en sitios como el Chicago Tribune, más la mirada de varios expertos, han ayudado a que, efectivamente, la corriente feminista sea reconocida como un potenciador de las relaciones, más que un agente de merma.
Las mujeres arriba
“Contrariamente a las creencias populares, el feminismo no perturba el placer de los hombres en el dormitorio”, asegura la misma autora citada anteriormente.
De hecho, “en una relación igualitaria, hay más flujo de dar y recibir. Y esa es la tensión romántica. Esa tensión, el deseo sexual, está en ese espacio donde se puede fluir hacia atrás y adelante”, agrega Gina Odgen, terapeuta sexual.
Y agrega que “la posición cultural del misionero, con el hombre en la cima, no es propicia para el romance. Esto porque si una relación se basa en el control autoritario, manteniendo a una persona en la parte superior y la otra por debajo, esto los envejece rápidamente a ambos”.
¡Sí al feminismo!
Entonces, ¿es el feminismo beneficioso para nuestra vida sexual? Alexandra Vidal, psicóloga clínica y sexóloga, asegura que sí.
“Es súper positivo, porque hoy en día puedes mantener una relación mucho más óptima con tu marido. Antes la cosa era tan machista que el hombre tenía a la mujer para que fuera la dueña de casa, la madre de sus hijos. Hoy en cambio, tu compañera es además con la que haces todo en la cama, porque ella lo permite y lo quiere sin tabúes, relajados los dos”, indica.
La especialista afirma que todo esto es gracias a esta apertura. “Cuando sientes, por ejemplo, que tienes derecho a sentir como mujer, no es el hombre el que tiene que descubrir tus zonas erógenas, sino tú misma. El feminismo ha aportado incluso en eso, en que nos atrevamos a conocernos, explorarnos. Es que si no cómo mi marido me va a hacer feliz si no conozco mi cuerpo ni lo que me gusta”, finaliza.
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