Durante el verano, nuevamente Julio César Rodríguez volvió a estar en el top de los programas de farándula debido a una de sus conquistas. El animador de Primer Plano aparecía nuevamente en TV como “el galán”, el hombre que mágicamente las conquistaba a todas.
Sin embargo, lejos de esa mitología constante y la pregunta recurrente sobre ¿qué tiene el conductor que atrae a tanta mujer guapa?, JC asegura que “hay mucho mito, la gente se ha inventado un personaje la verdad. Piensan que miro a alguien y cae rendida”.
Durante el verano, Julio reconoció su romance con Camila Nash, el cual perdura hasta hoy.
Consultado por Biut, el periodista indicó que ese clásico comentario de que su labia podría ser uno de los ingredientes de su irresistibilidad, lo cierto es que “no soy tan conversador, eso siempre ha sido un error. De hecho, creo que es al revés: soy muy bueno para escuchar, para conversar lo justo. Nunca me robo el protagonismo de las conversaciones porque qué lata”.
¿Cuáles son tus otras armas?
No lo sé, la verdad es que no tengo ninguna estrategia. En los programas me tratan de ultraseductor, de soltero codiciado, pero al otro día aparezco entre los más feos del mundo, jajá. Me lo tomo con humor, porque si no qué vas a hacer.
Quizás va por ese lado que dices, por saber escuchar, dar espacio…
Mira, yo creo que está lleno de gente que no es celosa, que deja ser a sus parejas, que no las atropella, que no es hinchapelotas, abarcador.
Pero Chile es un país bien machista, no todos son así. ¿Irá por ahí la cosa?
Yo no sé si Chile es un país machista. Yo creo que los hombres chilenos son inseguros y eso lleva en su kit muchos celos, quitar espacios de libertad, ser muy absorbente. Por querer controlar van anulando a la otra persona y haciéndola sentir mal.
Francisca García Huidobro es una de sus ex parejas más reconocidas.
¿Y, según tú, cómo debería ser una relación entonces?
Cuando las personas son seguras y tienen confianza en lo que tienen se dejan fluir, se conocen, no se venden simulacros. Están tranquilos y dejan que la relación se pueda construir. O, si no se puede construir, porque tienen distintas miradas de la vida o quieren hacer cosas diferentes, se dan cuenta de que hay que conversar en vez de pelear y se termina porque no funciona, no los hace felices en el conjunto.
¿Y tú Julio, eres seguro?
Mira, lo que yo pienso es que para qué voy a ser así, inseguro. Tener una pareja en la cual estás todo el rato preocupado. Si uno al final tiene una pareja para ser feliz, para completarte, no para andar perseguido, asustado, pasándolo mal. Veo miles de personas que están en pareja y lo pasan pésimo, entonces por qué estás ahí si lo pasas mal. El fin último de tener pareja es pasarlo bien y ser feliz.
¿Cómo has llegado a esa madurez? Quizás ahí también radica tanto atractivo…
La verdad es que he sido maduro de bien chico, pero también he ido aprendiendo de mis relaciones, de la vida. La muerte de mi hijo fue clave para aprender a disfrutar, vivir mis emociones a fondo. Me zamarreó para ser el que soy, no guardar mis emociones y no tratar de ser perfecto, porque finalmente somos seres humamos. Eso yo creo que hace que sea un tipo al que la gente quiere. Trato de buscar ese norte, con mis amigos, mis parejas. Y si tengo un tema, lo hablo altiro.
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