Si hay existe algo realmente efectivo contra las enfermedades, es sin duda, una buena y equilibrada alimentación. Al menos así lo aseguran los expertos de la salud.
Camilo Aburto, es académico de la Escuela de Nutrición y Dietética de la U. Andrés Bello, y explica que “cuando un individuo se alimenta, cubre sus necesidades de energía y nutrientes, pero también está influyendo en su estado de salud o en la progresión o detención de alguna enfermedad. De hecho, los conocimientos adquiridos a lo largo de la historia sobre los alimentos, nos han puesto de manifiesto algunos de sus efectos beneficiosos para la salud, más allá de los meramente nutritivos”.
Y agrega que en las últimas cuatro décadas, se ha intensificado la búsqueda de mecanismos involucrados en la estrecha relación entre nutrición y sistema inmunitario. “En este contexto, nace la inmunonutrición, que se define como el estudio del conjunto de procesos mediante los cuales determinados nutrientes son capaces de modular el sistema inmunitario y, por tanto, garantizar las necesidades defensivas del individuo”, explica el nutricionista.
¿Qué comer para no enfermarnos?
A continuación el nutricionista detalla cuáles son los elementos que no pueden faltar en tu dieta, si lo que buscas es no enfermarte este invierno:
Omega 3:
Los alimentos con omega 3 presentan un claro efecto beneficioso sobre las enfermedades cardiovasculares, desarrollo visual y cognitivo. Se pueden encontrar en pescados grasos como el salmón, la sierra, el atún y jurel, privilegiando los frescos sobre los enlatados. También los encontramos en algunos frutos secos (nueces), aceites (canola) y semillas (linaza y chía), además de alimentos procesados enriquecidos con este nutriente (huevos, mantequillas o fórmulas lácteas). Estos alimentos podrían contribuir además en la disminución de enfermedades inflamatorias, ya sean cardiovasculares, osteoarticulares o incluso dermatológicas.
Antioxidantes:
Un gran número de patologías y sistemas orgánicos se ven afectados por el estrés oxidativo, entre ellos el sistema inmunitario, que es particularmente sensible al desequilibrio oxidativo, ya que sus estructuras son fácilmente oxidables. Minerales como Hierro y Zinc, entre otros, participan de los sistemas antioxidantes del organismo y de esta forma garantizan un buen estado del sistema inmunitario. Su aporte en la dieta favorece una buena acción antimicrobiana y un óptimo resultado del proceso de vacunación. La vitamina C y vitamina E, antioxidantes que actúan de forma complementaria, son efectivos en la mejora de la respuesta inmunitaria, especialmente en población con estrés o déficit inmunológico, como en personas de edad avanzada o, en situaciones de ejercicio extremo. La principal fuente de vitaminas, minerales y polifenoles incluye las frutas verduras, vino, té, cacao y café).
Prebióticos:
Una homeostasis intestinal adecuada se puede conseguir mediante componentes que modifiquen la composición de la microbiota intestinal como bacterias probióticas o substancias prebióticas. Los probióticos, principalmente bacterias ácido-lácticas de los géneros Lactobacillus y Bifidobacterium, modulan el sistema inmunitario y consiguen atenuar y prevenir ciertas patologías de base inmunitaria o inflamatoria. Alimentos como el kéfir (yogurt de pajaritos) y las lácteos y verduras fermentadas por bacterias probióticas mejorar la respuesta inmunológica.
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