Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la alergia afecta a más de 300 millones de personas y con la llegada de la primavera, muchos recurren a los antialérgicos para combatir sus molestos síntomas.
Sin embargo, pocos saben que la mezcla de los medicamentos contra la alergia y el alcohol tiene algunos riesgos para nuestra salud.
Fernando Torres, director de la Escuela de Química y Farmacia de la U. Andrés Bello, adiverte que es importante conocer qué tipo de medicamentos pueden interactuar con las bebidas alcohólicas, para evitar complicaciones. “Algunas reacciones descritas son inmediatas y el paciente puede presentar náuseas, vómitos, debilidad, somnolencia, confusión, disminución de la presión arterial”, dice.
El toxicólogo explica que la ingesta de alcohol y antialérgicos como la Loratadina, clorfenamina, cetirizina, puede provocar mareos y somnolencia, aumentando el riesgo de sobredosis y causar además accidentes.
“La elección de un antihistamínico depende principalmente de los efectos secundarios de cada uno de ellos, y de las necesidades del paciente. El más importante es la somnolencia, sin embargo, en niños pequeños puede producir inquietud. Sus efectos depresores centrales son potenciados por el alcohol y esto los hace especialmente peligrosos cuando el paciente realiza actividades que requieren mantener el estado de alerta”, argumenta.
El químico farmacéutico advierte que otros efectos indeseables son sequedad de la boca y espesamiento de las secreciones bronquiales. Con menor frecuencia pueden producir trastornos gastrointestinales.
Por otra parte, la ingesta aguda de alcohol con fármacos depresores del Sistema Nervioso Central (SNC) como son los fármacos ansiolíticos, hipnóticos, opiodes, antihistamínicos, entre otros, produce una mayor alteración psicomotora porque además de la inhibición del metabolismo se potencia el efecto depresor del SNC de cada uno de ellos.
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