Si bien, la mayoría de las dietas contemplan una alimentación libre de grasas y carbohidratos, también hay otras en que los alimentos ricos en grasas son protagonistas.
Se trata de la dieta cetogénica o dieta Keto (en inglés). Pero, ¿en que consiste este tipo de alimentación? Según la nutricionista Grace Arratia, de Vidaintegra, “la dieta cetogénica es una forma de alimentación que consiste en ingerir principalmente alimentos ricos en grasas, con un consumo moderado de proteínas y con un muy bajo consumo de carbohidratos“.
La especialista explica que “al tener tan bajo aporte de carbohidratos, no aumenta la glicemia. Al haber poca glucosa circulante en el torrente sanguíneo, se utilizan cuerpos cetónicos como fuente de energía para las células. Los cuerpos cetónicos provienen de, entre otras vías, la oxidación de ácidos grasos provenientes de la dieta y de las reservas energéticas de grasa corporal”.
Este tipo de alimentación se caracteriza principalmente por su aporte calórico total, ya que “viene el 70% de grasas principalmente, después viene otro porcentaje de proteínas que es de alrededor de un 20% y se da un 10% en carbohidratos. Este es el promedio de la dieta cetogénica en general, hay modificaciones de la dieta cetogénica, como, por ejemplo, la dieta grez”, explicó también la nutricionista Bernardita Vignola, de la Clínica Santa María.
Efectos de la dieta cetogénica
“Esta dieta se caracteriza por disminuir el hambre y el apetito“, dice Vignola, y agrega que tiene efectos adversos como “constipación, halitosis, dolores de cabeza, calambres musculares, debilidad, que es lo más frecuente”.
Al ser una dieta alta en grasa, los efectos que puede tener sobre el colesterol y las enfermedades cardiovasculares son inclusas.
“Hay estudios que han demostrado que si aumentan los niveles de colesteroles, aumentan las enfermedades cardiovasculares, y por otro lado, hay estudios que no lo han demostrado”, declara la nutricionista.
Por otra parte, esta dieta ha demostrado “buenos resultados en patologías neurológicas”, dijo la nutrióloga de la Clínica Biobío, Carolina Aruta.
“La dieta cetogénica se da principalmente en pacientes con epilepsia refractaria, eso significa que que el tratamiento medicamentoso en pacientes con epilepsia no funciona y siguen convulsionando igual. Por lo tanto, esta dieta les ayuda a disminuir las convulsiones“, explicó también la especialista de la Clínica Santa María.
“En patologías como obesidad, sobrepeso, diabetes han tenido buenos resultados también, pero la baja de peso no es mayor que otras dietas, se basa en el principio del déficit calórico que uno hace“, señaló Aruta.
Cuidados de la dieta
Esta dieta se debe implementar con cuidado, ya que a pesar que muestre ventajas en la baja de peso y el índice de grasa corporal en el corto plazo, “el problema es que si estas dietas se siguen a largo plazo, pueden producir deficiencias nutricionales“, comentó Vignola.
La calidad de la grasa importa
Esto va unido a la importancia que tiene la calidad de grasa y proteína que se va a consumir bajo este régimen.
Al respecto, la experta de la Clínica Santa María informa que “como la dieta cetogénica se relaciona con una dieta alta en proteínas y grasas, muchas veces son grasas de mala calidad, en forma de grasa saturada. Por lo tanto, puede estar relacionado a que haya un aumento en el colesterol LL, que es el colesterol malo, por ende, un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares“.
La especialista recomienda grasas buenas como carnes magras, pescados, huevos, palta, aceite de oliva, y frutos secos, y no alimentos que tengan grasas saturadas como tocino, mantequilla y mayonesa. “Siempre es bueno asesorarse con un nutricionista para ver la dieta que le corresponde”, dijo.
“En conclusión, esta dieta cetogénica podría demostrar un beneficio a la pérdida de peso en pacientes sanos, en que su función renal esté adecuada, que no tenga ninguna enfermedad cardiovascular relacionada como diabetes, hipertensión, dislipidemia, que no haya tenido antecedentes de infarto al corazón o algún accidente cerebro vascular, entre otras”, indicó.
Es por esto que hay que tener en cuenta que esta dieta debe hacerse de “manera supervisada para no tener grandes déficits de nutrientes. Es necesario suplementar algunas vitaminas y minerales, ya que el consumo es muy acotado por el bajo porcentaje de frutas y verduras que se puede consumir con este tipo de dietas”, declaró también Aruta.
Supervisión médica
Arratia también indica que es “necesaria la supervisión de un profesional nutricionista, ya que se deben cuantificar las proteínas, limitando su consumo a alrededor del 20% de las calorías totales“.
Además, “se deben cuantificar los carbohidratos a menos del 10% de las calorías totales y se deben seleccionar el tipo de grasas que son el nutriente más importante en este tipo de alimentación”.
Desde el ámbito médico, la doctora explica que “el exceso de proteínas puede ocasionar un aumento del ácido úrico en sangre, lo que podría provocar su cristalización a nivel de las articulaciones y producir gota. También puede ocurrir aumento de la concentración de amonio en sangre, lo que lleva a acidificar el pH sanguíneo y a aumentar la concentración de desechos nitrogenados que deben ser eliminados por el riñón, lo que podría generar deshidratación“.
Finalmente, ella recalca la visita a un especialista para controlar esta dieta, ya que es necesario “dar proporcionalidad al consumo de ácidos grasos en una relación cercana a 1:1:1 para saturados, monoinsaturados y poliinsaturados“, además de “modificar la proporción de carbohidratos para los días en que se realizará ejercicio del tipo aeróbico, ya que en ese momento es necesario aumentar la glucosa circulante. Además, podría ser necesaria la suplementación de algunos nutrientes -vitaminas y minerales- debido a que como se restringen alimentos se podría presentar déficit, por ejemplo, de la vitamina C“.
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