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Seamos realistas: Propósitos que no cumpliremos este 2013

Por Constanza Cortés /@lavecinacortes

Perder peso, comenzar a ir al gimnasio y dejar de fumar son algunos de los infaltables deseos que muchos valientes se proponen cumplir en el inicio de cada nuevo año, pero que al poco andar abandonan por falta de voluntad o desmotivación.

El 2013 recién comienza, y es una buena oportunidad para cambiar algunos malos hábitos o cosas que nos molestan de nuestras vidas. Con el cambio de calendario y la mística que trae fin de año, solemos planear nuevas metas, que se supone, cambiarán nuestra forma de ser y de relacionarnos con el mundo. Sin embargo, a medida que pasan los días, el ímpetu y las ganas de hacer efectivas estas resoluciones van perdiendo fuerza y finalmente quedamos donde mismo.

Es que la genética humana es así. Queremos todo ahora y rápido. Sin embargo la ley de la vida nos ha enseñado de forma sabia que no se puede así. Si esto te suena familiar, revisa algunas de las falsas promesas que solemos anotar en nuestro listado de cambios para el año venidero:

Perder peso a toda costa

Algunos de las típicas metas que nos ponemos en estas fechas es el bajar de peso o empezar a ir al gimnasio. Las primeras dos semanas nos convertimos en máquinas del ejercicio y no hay quién nos pare. Sin embargo, después de ese periodo viene el “bajón”. Comenzamos a disminuir el ritmo de entrenamiento y la gula del verano nos gana. En definitiva, el atleta que llevamos dentro muere a fines de mes.

Bajar el carrete, dejar de tomar y de fumar

Este es otro de los clásicos. En nuestro afán de conseguir un cuerpo de modelo -en sólo un mes- pasamos de la vida de antro al misticismo, al más puro estilo Hare krishna, donde el alcohol, la nicotina y la jarana también están prohibidos. Las dos primeras semanas, todo bien. Después de esto, te empiezas a aburrir en los carretes y de repente te ves siguiendo el humo del cigarro con tu nariz.

Esta abstincencia desmedida te vuelve loco, y al final terminas diciendo, “sólo voy a tomar un poquito”. El resultado: Tú arriba de la mesa bebiendo lo que evitaste las dos semanas anteriores y fumando hasta las colillas del cenicero.

Hacer el viaje de tus sueños

Algunos, además de recibir el año nuevo con una maleta en la mano, también se mentalizan y crean una estricta planificación para viajar al lugar que siempre han querido. Comienzan ahorrando hasta los pensamientos y hasta dejan de darse gustitos, todo para llenar más rápido el chanchito. Este ritmo de economía dura dos meses y cuando llega marzo y se ven ahogados con las deudas, decaen y empieza la muerte de la estrategia.

No sacar la vuelta en el trabajo

Sin duda esta es una de las promesas más valientes. El que no se haya metido a ver su Facebook o su cuenta de Twitter en la pega, que tire la primera piedra. Sin embargo, hay algunos que quieren hacer un cambio radical en sus vidas y están dispuestos a evadir las bondades de la tecnología para ser más eficientes en el trabajo. Sólo algunos lo logran, pero al tercer día, la mayoría de ellos ya están aburridos de ver las planillas de word y excel durante 8 horas.

Organizar mis tiempos

Junta con los amigos de la U, con los de la pega, con los primos… Uff! Toda la semana tenemos algún panorama con gente de nuestro entorno. Siempre decimos que iremos, pero al final el trabajo y las responsabilidades nos coartan. Este deseo de poder estar en todas es uno de los más preciados, pero también uno de los más difíciles. Pero no te desanimes, una agenda y poder organizacional -además de una cuota de suerte- pueden ayudar en la labor, pero de manera gradual.

Con el inicio del nuevo año la gente se pone ansiosa y quiere hacer todo. Sin embargo, el mejor consejo es tener menos propósitos en nuestro listado y más tiempo para cumplirlos. A la larga, los resultados serán concretos y duraderos.

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