Eres del sur y viniste a estudiar a Santiago, ¿cómo fue tu reacción al llegar a una ciudad tan agitada y diferente, te costó acostumbrarte?
“Al revés. A mi siempre me ha gustado el periodismo, entonces para mi llegar a Santiago a estudiar esto hizo que me sintiera en mi lugar inmediatamente y bastante cómodo, también. Valdivia, que es mi ciudad natal, me gusta mucho y trato de ir siempre que puedo, pero aquí siempre me he sentido a gusto. Nunca he tenido el trauma o el problema de adaptación de llegar a una ciudad más grande”, cuenta Daniel Matamala.
¿En qué año llegaste a Santiago?
“Llegué en 1996 a estudiar a la Universidad Católica, cuando todavía estaba en el Campus Oriente”.
¿Cómo nace tu interés por el periodismo, ¿qué te llevó a elegir esta carrera?
“Es curioso porque no hay nadie en mi familia que sea periodista. Mi familia está más ligada al mundo de la cultura: mi papá es dramaturgo y actor de teatro, mi mamá es profesora de música y muchos de mis familiares también están ligados a estas áreas. Pero a mi siempre me gustó el periodismo desde muy chico, me gustaba leer, me gustaba ver las noticias. Recuerdo que cuando tenía seis años escribía una pequeña revista que la hacía sobre deportes, y con el tiempo me empezó a eso. Por eso todo fue súper natural y nunca dudé mucho de que el periodismo era la carrera que me gustaba”.
Estuviste muchos años en Canal 13, te fuiste un tiempo a Estados Unidos a estudiar y volviste para tomar la conducción del noticiario prime de CNN, ¿cómo ha sido este camino en los medios de comunicación y cómo ves tu avance a nivel laboral?
“En Canal 13 estuve harto tiempo -10 años-, pero con la gracia de que hice de todo y cosas muy diferentes. Partí haciendo la práctica, sacando cuñas, haciendo reportajes más grandes o notas de actualidad. Después pasé a ser editor de política y economía, a crear y editar programas, más tarde pasé a conducir Efecto dominó, un programa que cree junto a Mauricio Hoffman. Luego de esto seguí un camino nuevo en Telenoche, como editor y también conductor. Viendo todo esto, siento que mi carrera me ha servido pasar por todos estos puestos, y en ellos he aprendido cómo funciona la tele, desde lo más simple, como esperar declaraciones, o de estar en un plantón, hasta editar notas, compaginarlas, o hacer cámara en alguna emergencia. En el fondo conozco cómo funciona cada proceso en televisión, con las dificultades prácticas que se presentan día a día y creo que eso es súper útil”.
En 2010 sorprendiste con el lanzamiento de tu libro “1962, el mito del Mundial chileno”, ¿qué significó para ti este proyecto, qué te motivo a hacerlo y cómo fue el proceso?
“Ese fue mi segundo libro publicado. El primero fue Goles y autogoles de 2001, que es una investigación hecha en base a las relaciones entre la política y el fútbol y a raíz de eso, como una especie de subproducto, empecé a investigar el tema del Mundial del 62, algo muy interesante porque me di cuenta que no había ninguna investigación original sobre el tema, a más de cuatro décadas de su realización. En definitiva, lo que pasó en nuestro país fue que con el tiempo se repitió una versión de los hechos, que nadie había contrastado con fuentes, ni búsqueda de documentos originales para ver realmente cómo había sido todo. Entonces me metí en esa pega que era larga y de varios años. Pero, lo que más me gustó fue poder contar por primera vez la verdadera historia de uno de los eventos más importantes para nuestro país, no sólo desde el punto de vista deportivo, sino que también del cultural, de que fue un hito histórico que tuvo consecuencias económicas, políticas, y que al mismo tiempo provocó una serie de disputas, desde el marco de la Guerra Fría, hasta el manejo del poder interno en Chile, explica el rostro ancla de CNN.”.
¿Cuánto tiempo te demoraste, desde el proceso de investigación, hasta tener el libro ya a la venta en las librerías?
“En total fueron ocho años. No es que me haya dedicado durante ese tiempo sólo a eso, porque todo el tiempo trabajé en televisión, pero trataba de darme algunos espacios de mi tiempo libre, pero probablemente el fuerte de la investigación la hice entre el 2002 y el 2004. Después vino el proceso de hacer ajustes, actualizaciones de datos que iban apareciendo por ahí, desde encontrar un libro perdido en una librería de Hamburgo en Alemania que tenía una mirada interesante de cómo se había visto el mundial, hasta aprovechar algunos viajes a Brasil y Argentina para reportear la información in situ. Fue un trabajo de mucho tiempo que me hizo notar que las historias que nosotros conocíamos estaban contaminadas y que eran mitos y no tan verdad. De hecho, en un momento tuve que olvidar un poco la información que quería saber del mundial para partir de cero e investigar todo de nuevo. Y por eso fue una pega muy larga, pero también súper bonita”.
En ese tiempo, ¿qué sentiste respecto de las críticas que algunos dirigentes y futbolistas hicieron cuando aún no salía el libro a la venta?
“Yo creo que la misión del periodismo es decir la verdad y punto, sin consideraciones de otra especie y, claro, mi intención siempre es decir la verdad. Las críticas las hicieron personas antes de que se publicara el libro, o sea, antes de poder leerlo, entonces yo no puedo tomar una crítica con seriedad si es que viene de una persona que no lo ha leído. Una vez que el libro se publicó y que la gente lo pudo leer, todo cayó por su propio peso porque todos se dieron cuenta que había sido un trabajo bien hecho y con todo el profesionalismo. De hecho, el libro lo lanzó el hijo de Carlos Dittborn, quien no se habría prestado para eso si el trabajo no hubiese sido valioso”.
En las mañanas conduces el programa Sonar Informativo y luego pasas el resto del día en CNN, ¿en qué momento del día te das un respiro y cómo lo haces?
“Mira, la verdad es que mis horarios son bien extraños porque parto muy temprano con el programa de la radio, de 7 a 9 de la mañana, entonces me levanto muy temprano y después estoy en CNN, pero ahí llego en la tarde y me quedo hasta la noche. Entonces, igual tengo un tiempo para dormir un poco más, si es que estoy muy cansado, y para hacer otras cosas. De hecho ahora me ha servido harto porque estoy ‘full’ dedicado a un nuevo libro y le estoy dando los últimos retoques”.
¿Y de qué se va a tratar?
“El libro se trata fundamentalmente de cómo van a ser las campañas políticas en Chile. Ahora tenemos voto voluntario, lo que cambia todas las lógicas, además tenemos una ciudadanía más empoderada desde el Movimiento estudiantil del 2011, entonces hay una serie de cambios que han reformado completamente esto, como una especie de terremoto, en el sentido de que va cambiando completamente el lugar donde estábamos antes. Eso es lo que he investigado en cuanto a cómo va a funcionar y cómo va a ser la nueva forma de hacer campañas. Es una investigación que está hecha mitad en Estados Unidos y la otra en Chile. En Estados Unidos se aplican herramientas más sofisticadas para realizar campañas y quería ver cómo pasaba esto en nuestro país. Ahora estoy viendo el tema de la diagramación, de la portada y el lanzamiento se viene en octubre de este año”.
En relación a la conmemoración de los 40 años del Golpe Militar, ¿cómo crees que los medios trataron el tema?
“Yo creo que los medios se hicieron cargo de una demanda que había en la sociedad. De repente, con la distancia del tiempo es bueno comenzar a mirar con un poquito de profundidad lo que ya pasó, las heridas que hay. Esto es similar a lo que pasa con las familias que tienen esos secretos medio incómodos que se tienen escondidos por mucho tiempo. Entonces revivir esos secretos y que salgan a la luz es un ejercicio doloroso y que no es fácil de recrear, teniendo una convivencia sana, entendiendo que esos secretos ya son públicos y que hay que crear una relación en base a la confianza y en torno a ellos, de esos secretos. Y el hecho de que durante estos 40 años la sociedad chilena haya hecho un ejercicio de conciencia, de reflexión, de memoria y de mirarse a sí misma es un ejercicio doloroso. Yo creo que durante las últimas semanas todos han estado con el nudo en la garganta permanentemente, pero creo que lo que salga de aquí para delante, cuando empecemos a ocuparnos de otros temas en cuanto a actualidad, será un panorama más claro y de consenso, porque estoy seguro que nadie quiere que se vuelvan a cometer violaciones a los derechos humanos”.
¿Crees que en Chile se pueda llegar a superar este episodio?
“Yo no sé si la palabra es superar, no creo que estas cosas se superen porque si piensas en el genocidio de los nazis, yo no sé si los países lo superaron, sencillamente hay que entender que eso no puede pasar más y que hay que trabajar para que eso no se repita. Y también va relacionado en el recuerdo, en no olvidar. Entonces, más que superar, lo importante aquí es crear consensos básicos, que haya más verdad y más justicia y que sea una especie de base en que se construya nuestra historia. El Golpe Militar tiene que tener un lugar, porque creo que olvidarlo no es bueno, por lo mismo debe tener un lugar en la construcción de un Chile donde todos tengamos conceptos básicos de lo que pasó”, reflexiona Daniel.
¿Se vienen nuevos proyectos para el 2014?
“Recién estoy tratando de pasar el 2013 (ríe), porque he tenido proyectos bastante interesantes y tengo que cumplirlos. Estoy muy contento en CNN porque encuentro que hacemos una labor muy interesante: puedo hacer entrevistas todos los días, tenemos una cobertura muy completa de política, economía e internacional, donde muchas veces en la pantalla abierta no tienen mucha cabida. La verdad es que para el 2014 me gustaría seguir en lo mismo y en mi programa de Radio Sonar, que también me gusta mucho. También es probable que se venga un proyecto de un nuevo libro, porque eso me da un contraste de lo que hago en televisión y en la radio. Me gusta mucho estar en esos mundos, por un lado en la noticia inmediata y, por otro, en la cosa más pausada y reflexiva, donde uno puede elaborar más”, finaliza el periodista.
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