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Los pilares de una buena relajación, por Jennifer Freed

El estrés puede afectar muchos aspectos de nuestra vida, por lo que la relajación es fundamental. Aquí, Jennifer nos enseña a desconectarnos.

Por Jennifer Freed/ @tempusthai

Relajarse es vital para la salud y el bienestar general de las personas, además de ser una forma de recuperar el goce de la vida y la pasión por lo que hacemos. Está comprobado que el estrés afecta a nuestro sistema inmune, provocando depresiones, enfermedades, cambios de peso o una sensación general de descontento. De allí la importancia de relajarnos –o mejor, desconectarnos- con frecuencia.

¿Cómo lograrlo? Para relajarse es necesario dejar fuera estrés y preocupaciones. En general, las personas somos capaces de relajarnos en diferentes momentos y situaciones. Sin embargo, esa desconexión profunda con lo que nos rodea, es lo que necesitamos para ir cambiando el switch. Durante mi vida en Tailandia y los países de Siam (Cambodia, Vietnam, Indonesia y Tailandia), países tropicales de mucho calor, humedad y vegetación, observé que  las personas parecieran vivir de forma más lenta y relajada, en todo sentido y aspecto de su vida. Además, lugares para experimentar masajes personalizados están a la vuelta de la esquina,  y son toda una experiencia.

Allí aprendí, y es lo que replico en Tempus Thai, las formas de lograr una desconexión total.  Los masajes deben adaptarse al paciente. Cada tipo de masaje tiene beneficios especiales que logran la distensión de músculos y estiramientos del cuerpo, además de armonizar la mente, cuerpo y espíritu. Los aceites especiales facilitan el paso de las manos del terapeuta por el cuerpo, siendo un gran transmisor de energías y calor. Existen aceites de diferentes componentes que entregan una acción terapéutica  y además deja una sensación agradable en toda la piel.

El efecto transmisor de energías positivas y de la experticia de quien realiza el ritual es vital para lograr la relajación mediante el masaje: la manipulación de la piel estimula la producción y liberación local de un neurotransmisor, el cual produce vasodilatación local y, por ende, un aumento de temperatura. El calor ablanda los tejidos, relajando sus fibras. La histamina provocada por la estimulación en el cuerpo, aumenta la circulación en la piel y músculos, entregándole mayor oxigenación. Esto lleva a una mayor relajación corporal.

Pero no es lo único. La ambientación es clave. Un aporte para ello es la iluminación con velas, pues entregan calidez y calma: el fuego calienta el ambiente, la llama se mueve provocando somnolencia y la luz que genera es amarilla y suave. Otro elemento importante es la música, de preferencia con sonidos de la naturaleza. Lo importante es que no sea muy melódico: así el paciente puede escuchar, pero no tararear.

El sonido de las cascadas de agua ayuda: no sólo decoran el ambiente sino que también su compás es un poderoso antiestrés, pues no tiene principio ni fin, trasladándonos mentalmente a otro ambiente.

Otro pilar esencial de la relajación es el  aroma. Por mi parte lo utilizo de dos formas: ambiental y en los aceites con los cuales hacemos los masajes. Un buen aroma relajante (lavanda, melisa, romero, por ejemplo) es muy importante para relajarse aún más.

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