Grasas trans, el enemigo oculto

Por Biut y Agencias

Muchos no lo saben, pero el peligro de consumir grasas trans empeora notoriamente el estado de salud de las personas, y por ello, acudimos a un experto, quien explicó que son y los cuidados que se deben tener al consumirlas.

Según cuenta Ximena Inostroza, nutricionista de Clínica Santa María, este tipo de grasa se forma cuando un aceite vegetal sano es sometido a un proceso industrial llamado hidrogenación, que consiste en inyectar hidrógeno a agentes poliinsaturados (aceites de buena calidad como el de soya o sésamo, para pasar del estado líquido a sólido). En esta transformación los aceites se enriquecen de grasas trans, las que consumidas en exceso pueden provocar un daño en la salud.

El proceso de hidrogenación es utilizado frecuentemente por la industria alimentaria, pues permite que sus productos permanezcan frescos por más tiempo, aumenta su sabor, los solidifica y además abarata los costos de producción.

“Durante años se ha proclamado que el aceite de origen vegetal es mucho mejor que el animal, especialmente para el colesterol. Sin embargo, los procesos industriales por los que pasan las grasas vegetales para lograr las propiedades requeridas para su comercialización ponen en duda su salubridad cuando es consumido repetidamente”, explica Ximena Inostroza.

La profesional agrega que esa es la importancia de poner atención a las etiquetas “es muy importante consultarlas, especialmente si se consumen con frecuencia”. Según los criterios de la Organización Mundial de la Salud, el consumo de grasas trans debe representar menos del 1% de las calorías diarias ingeridas.

Peligro cardiovascular

Es importante destacar que el consumo ocasional de los ácidos grasos trans no provoca un daño a la salud, sin embargo su abuso sí puede producir alteraciones en el organismo.

La concentración de grasas trans aumenta las lipoproteínas de baja densidad, que son las receptoras de colesterol malo. Además, causan la disminución de las de alta densidad, responsables de transportar el colesterol bueno, lo que a su vez produce un aumento en los triglicéridos. Es el conjunto de esos tres factores los que producen un alza en el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares.

Estudios realizados en Estados Unidos sobre el efecto de estas grasas revelan, por ejemplo, que el riesgo de sufrir enfermedades coronarias es un 66% mayor entre quienes consumen habitualmente margarina que entre los que no lo hacen.

El colesterol no es el único afectado por la presencia de estas grasas. “También se asocian al desarrollo de algunos cánceres y al riesgo de padecer diabetes tipo 2. Además hay estudios que afirman que el exceso de Grasas Trans puede inhibir las transformaciones de otros ácidos grasos esenciales, provocando un retraso en el crecimiento y la maduración del cerebro. Esto debido a que la presencia de estos agentes negativos puede llevar al organismo a construir hormonas y paredes celulares defectuosas”, indica la nutricionista Ximena Inostroza.

¿Cómo tratarlo?

Los ácidos grasos trans están presentes en la mayoría de los alimentos procesados como margarinas, galletas, papas fritas, snacks, helados, chocolates y productos de repostería en general. Asimismo, muchos de los aceites para freír utilizados en restaurantes y cadenas de comida rápida poseen un alto contenido de éstos.

Actualmente en Chile, todos los alimentos que tienen más de 3 gramos de grasa por porción deben escribir en la etiqueta de información nutricional cuánta contienen exactamente y de qué tipo, lo que permite a cada persona elegir aquellos productos más sanos.

Mientras no exista una legislación que controle su uso en la fabricación de alimentos, la única solución es disminuir voluntariamente el consumo. Es importante dejar de lado principalmente aquellos alimentos elaborados con aceites vegetales, desde la margarina (no así la mantequilla), pasando por las galletas, helados, cereales, entre otros.

Consejos para el consumo de grasas trans

  1. Leer y comprender el etiquetado de los productos.

  2. Preferir los alimentos bajos en grasas hidrogenadas o trans.

  3. Evitar consumir frituras en lugares públicos.

  4. Usar aceite de oliva virgen.

  5. Al freír no superar los 180º C de temperatura.

  6. Que las frituras sean una excepción en la dieta familiar.

  7. No reutilizar el aceite para freír.

  8. Disminuir el consumo de snack, especialmente en la colación de los niños.

  9. Aumentar el consumo de frutas y verduras.

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