Los resultados de la tercera Encuesta Longitudinal de Primera Infancia (ELPI), realizada en 2017 por el Centro de Encuestas y Estudios Longitudinales de la Universidad Católica, revelaron que, en Chile, el 62.5% de los niños recibe métodos violentos de disciplina, mientras que el 31.7% no las tiene.
El estudio, que fue aplicado a más de 17 mil niños de hasta 12 años, tenía como propósito “evaluar y marcar las trayectorias del desarrollo infantil, así como también la caracterización de sus hogares y las personas que los cuidan”.
En este contexto, la subsecretaria de la Niñez, Carol Bown, señaló que evitar la normalización de la violencia en los hogares “es un desafío para el Gobierno (…) Debemos instalar que todos los niños, niñas y adolescentes son sujetos de derecho desde el momento de nacer y como sociedad debemos aprender a respetarlos en todas sus dimensiones”, consignó BíoBío.
Además, enfatizó que las cifras de violencia son “preocupantes” e indican que también se debe “reforzar el rol protector de las familias”.
Por otro lado, la subsecretaria de Evaluación Social, Alejandra Candia, aseguró los resultados de las encuestas “serán materia de ocupación del recientemente aprobado Ministerio de Desarrollo Social y Familia”.
[Opinión] Castigos y golpes en la crianza – Biut.cl
Esta última semana se puso sobre la mesa, nuevamente, el tema de los correctivos a los niños. Podría decir que los dichos de Sebastián Piñera en entrevista con La Tercera, representan el pensamiento del 80% de los padres en nuestro país.
Según la investigación, el 96,4% de los menores cuenta con supervisión permanente de un adulto, mientras que el 3.6% queda sin cuidador por más de una hora.
El estudio concluyó que, en el 95.8% de los casos, el cuidado principal del niño es responsabilidad de su madre, el 2.3% de los abuelos, 1.4% del padre y 0.1% de una persona que no es familiar.
Desde palmadas hasta coscorrones: Las consecuencias psicológicas de incluir golpes y castigos en la crianza – Biut.cl
“Un palmazo no hace mal” o “Cuando pequeña me pegaban coscorrones, pero no me hicieron daño”. Seguramente más de alguna vez hemos escuchado frases que normalizan y aceptan la presencia de castigos físicos en la crianza.
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