Científicos en Estados Unidos crearon una prueba de orina con la cual puede detectarse de forma más precisa a los hombres que están en riesgo de cáncer de próstata.
La prueba, dicen los investigadores de la Universidad de Michigan, puede ayudar a un individuo a decidir si debe someterse a una biopsia.
El análisis detecta un defecto genético, que según los científicos, detecta la presencia de la enfermedad en la mitad de los tumores de próstata.
NIVELES DE PSA
Actualmente para detectar los primeros signos de la enfermedad se miden los niveles del antígeno prostático específico o PSA en la sangre.
Sin embargo, estos análisis han sido controvertidos porque los niveles elevados de PSA no necesariamente significan la presencia de cáncer lo cual puede conducir a diagnósticos equivocados.
Un PSA elevado en la sangre puede mostrar la presencia de cáncer, pero también puede ser un indicio de otros trastornos, como un ensanchamiento de la próstata o una infección urinaria.
De la misma forma, una prueba normal de PSA no garantiza que un hombre no tenga un tumor, lo cual significa una oportunidad perdida para tratamiento temprano.
Como el cáncer de próstata se ha convertido en el cáncer más común en los hombres y la segunda causa de muerte por cáncer en muchos países del mundo, existe una necesidad urgente de crear métodos diagnósticos más precisos.
Y desde hace tiempo varios equipos de investigadores en el mundo trabajan en el desarrollo de una prueba de orina.
La nueva prueba, creada por científicos de la Universidad de Michigan, identifica una anormalidad genética que ocurre en cerca de la mitad de todos los tumores de próstata.
En ésta dos genes cambian de lugar y se fusionan causando una mutación que, según los científicos, causa el cáncer.
Tal como señalan los investigadores en Science Translational Medicine (Science, Medicina Traslacional), los estudios llevados a cabo muestran que la fusión genética, llamada TMPRSS:ERG, “casi siempre indica la presencia de cáncer”.
Pero como este defecto sólo está presente en la mitad de los tumores prostáticos, los científicos también incluyeron en el análisis otro marcador, llamado PCA3, lo cual hace que el análisis sea más preciso.
Los científicos esperan que la prueba sea un complemento del análisis de PSA, y con ambos resultados se pueda tomar una decisión mejor informada sobre el siguiente paso, por ejemplo, si hay necesidad de someterse a una biopsia o no.
Las biopsias son pruebas invasivas e incómodas en las que es necesario introducir una aguja para extraer una muestra de tejido.
Y tampoco ofrecen un panorama completo de la glándula porque es una prueba de una muestra pequeña de la próstata, de manera que también puede dar resultados falsos.
HERRAMIENTA COMPLEMENTARIA
Los científicos llevaron a cabo pruebas de orina con 1.300 pacientes en tres centros médicos académicos y siete hospitales del país.
Todos habían mostrado niveles elevados de PSA y habían acudido a las clínicas para someterse a una biopsia o a una prostatectomía, una cirugía para extraer parte o toda la próstata.
Los investigadores llevaron a cabo el análisis en muestras de orina de los pacientes y los dividieron en grupos de bajo, intermedio y alto riesgo de cáncer.
Posteriormente compararon esos resultados con los de las biopsias.
Encontraron que las biopsias mostraron cáncer en 21% de los pacientes del grupo de bajo riesgo, 43% de los de riesgo intermedio y 69% del grupo de alto riesgo.
La prueba de orina, sin embargo, mostró que sólo 7% de los hombres del grupo de bajo riesgo y 40% del grupo de alto riesgo tenían un tumor agresivo.
Por otra parte las pruebas de PSA mostraron que muchos hombres con PSA elevado no tenían cáncer.
Tal como señala el doctor Scott Tomlins, quien dirigió el estudio, “aquí es donde esta prueba realmente puede ayudar”.
“El análisis del TMPRSS2:ERG y PCA3 mejora significativamente la capacidad de predecir si un hombre tiene cáncer de próstata” afirma.
“Pensamos que va a ser una herramienta que ayudará a los hombres con PSA elevado a decidir si necesitan una biopsia o si pueden retrasar el procedimiento”, agrega.
Los científicos esperan que el análisis esté listo para uso en la clínica en Estados Unidos dentro de un año.
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