En 2008, Francia prohibió la producción y emisión de programas de TV para niños menores de tres años. Al año siguiente, Australia inició una campaña nacional con una serie de recomendaciones para que jardines infantiles y padres evitaran la exposición de menores de dos años a la TV. Ahora, la Academia Nacional de Pediatría (AAP) de Estados Unidos publicó una nueva guía con recomendaciones para padres y pediatras en la que aconseja no exponer a niños de menos de 24 meses a la televisión, incluso a aquellos programas que se comercializan bajo el rótulo de “educativos”. Las razones son claras: no hay ningún estudio científico concluyente que demuestre la existencia de beneficios directos de la TV para los niños, pero sí una montaña de evidencia que da cuenta de lo perjudicial que puede ser para el desarrollo de los menores en sus primeros años de vida. Tanto los datos que entregó la AAP como estudios anteriores han mostrado que a esa edad la TV provoca trastornos del sueño, conductas agresivas, problemas de atención y aprendizaje en la primera etapa escolar, menor capacidad de razonamiento y retraso en el lenguaje (ver recuadro). La AAP se suma así a una tendencia mundial alertada por los datos de su propio estudio: en Estados Unidos, el 19% de los padres de niños menores de un año admiten que la pieza de sus bebés cuenta con un televisor, cifra que sube a un 29% en los que tienen niños de dos y tres años. Según un informe del Consejo Nacional de TV (CNTV), en Chile, los niños menores de cinco años ven en promedio 3,5 horas de televisión al día.
Menos palabras
La nueva guía norteamericana hace especial hincapié en el retraso del lenguaje que provoca la TV en los niños pequeños, debido al tiempo que ésta le quita a la interacción padre-hijo. “Al estar viendo televisión, los niños no están hablando con sus padres y si hay poco tiempo para hablar con los padres, tendrán también poco tiempo para desarrollar sus habilidades de lenguaje”, explica a La Tercera Ari Brown, miembro de la AAP y autora principal del informe.
En los últimos 13 años, al menos tres estudios han evaluado los efectos del uso de la TV en el desarrollo del lenguaje de los niños y han revelado que lo retrasa y que por cada hora que un niño menor de 17 meses pasa frente a un televisor, deja de aprender hasta ocho palabras en relación a otro que ha estado alejado de la pantalla.
No los educa
Otro tema que pone en discusión el informe de la AAP es que no existen programas educativos para niños de esa edad, ni en TV ni en videos. Esto porque el cerebro de un menor de dos años no es capaz de comprender lo que está pasando en la pantalla, explica Brown a este diario. Un tema no menor, considerando la cantidad de programas de televisión y DVD que se ofrecen como “educativos”, una industria que sólo en EE.UU. mueve más de 200 millones de dólares al año.
A eso se suma la gran cantidad de pantallas de televisión, computadores, teléfonos inteligentes y otros dispositivos móviles que padres y adultos ponen a disposición de los más pequeños para entretenerlos. “No importa qué pantalla sea, los niños se distraen con estos aparatos y no comprenden el contenido”, dice. En resumen: no los educa, concluye.
El juego es la clave
En ese sentido, los pediatras relevan el rol del juego y de la interacción con los adultos para el desarrollo adecuado y completo de los cerebros infantiles. De hecho, es la falta de estos los que explican las carencias en el lenguaje de los niños. Ese espacio de juego no estructurado, en el que el adulto simplemente habla con el niño, intenta que este se exprese y lo estimula es fundamental para que los niños aprenden a pensar en forma creativa, a resolver problemas y a razonar. Ninguna de esas cosas pueden ser suplidas por la TV a esa edad, explican los expertos.
Para el siquiatra de la Clínica Las Condes, Elías Arab, los niños menores de 24 meses no tienen filtro frente a una pantalla, por lo que toda la información que reciben de ella pasa directamente a su cerebro más primario. “La televisión es muy atractiva en términos sensoriales, tiene imagen, sonido, colores, movimiento. Provoca en niños y adultos sensación de placer en los circuitos más primarios del cerebro, aun cuando no entienda lo que ocurre dentro de la pantalla”, señala Arab. Pero no procesan esa información ni razonan respecto de ella, como ocurre en su interacción con otros. De hecho, la corteza cerebral (donde se elabora el pensamiento) termina de formarse pasado los 20 años. “El niño pequeño necesita interactuar con otro, que lo estimulen para que intente expresarse, requiere ser guiado en la comprensión del medio que lo rodea. Con la televisión sólo hay una vía de información. No interactúa con nadie. El niño graba todo, pero nadie lo educa”.
Más televisión, peores notas en el colegio
Un estudio dirigido por la U. de Montreal mostró que los niños entre dos y cuatro años que pasaron más de dos horas diarias frente al televisor, tenían desventajas frente a sus pares cuando estaban en cuarto básico, sobre todo en los aspectos matemáticos, debido a la falta de ejercicio activo en la primera niñez.
Pantalla disminuye cantidad de palabras
En 2007, la U. de Washington señaló que por cada hora que un niño de un año y medio ve televisión deja de aprender hasta ocho palabras en comparación con un menor que no ve televisión y que interactúa o juega con sus padres. Los menores de cuatro meses estaban hasta 44 minutos frente a la pantalla .
Sacar la televisión de la habitación de los niños
El estudio recién realizado por la AAP señala que antes de los dos años el 90% de los papás reconocía haber expuesto a sus hijos a una pantalla y que el 19% tenía un televisor en la habitación del menor. Ante esto, la recomendación es que los niños a esa edad se mantengan lo más “libre” de la televisión que se pueda.
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