En primera instancia, fue pensada sólo para los pasajeros del Hostel Plaza de Armas, uno que el joven ingeniero Pablo Egaña había creado en 2005 en el sexto piso del Portal Fernández Concha. Pero a medida que iba concibiendo esta cafetería con una vista privilegiada a la Catedral de Santiago, iba cambiando la idea. El 10 de enero próximo se inaugurará la Cafetería Plaza de Armas y no será de uso exclusivo de los turistas, sino que cualquier santiaguino podrá entrar y hacer un alto en sus actividades del día para disfrutar de un café italiano, de un helado artesanal o de jugos naturales hechos en el minuto.
Financiada por un fondo de $ 6 millones, Egaña pretende transformarla en un lugar de encuentro para los que poco y nada conocen de la plaza que Pedro de Valdivia fundó en 1542.
Decorada por el artista chileno Andreas von Gehr -reconocido por sus fotografías intervenidas de los rascacielos de Sanhattan-, la cafetería, ubicada en el departamento 607 de Compañía 960, tendrá aires modernos. No sólo por el mobiliario, sino porque sobre sus muros habrá esténciles de las diferentes vistas de la Plaza de Armas, además de fotografías y bosquejos de las distintas transformaciones que ha vivido desde el tiempo de la Colonia hasta hoy.
“Va a estar abierta las 24 horas y va a ser un café self service, pero con un espacio de museología dedicado al casco histórico. Habrá al menos 200 imágenes acompañadas de citas de historiadores y escritores sobre la plaza, y lámparas de mimbre que atraviesan la cafetería”, explica Von Gehr.
Parte de un circuito
Para difundir aún más el lugar y posicionarlo entre los extranjeros, Pablo hará alianza con los touroperadores de Santiago que diariamente estacionan sus buses con turistas al costado de la Catedral. “En general, los pasajeros se daban un par de vueltas y se iban. Ahora, la idea es que el Hostel Plaza de Armas sea parte de su recorrido. La idea, también, es que organizaciones como Santiago Freak puedan subir y descubrir gratuitamente esta zona desde arriba en un ambiente grato”, explica.
La cafetería tiene capacidad para 40 comensales, con mesas que ocupan 170 m2 dentro del hostel y parte de la terraza. El lugar tiene otro plus, pues alrededor de las mesas habrá estanterías con productos gourmet locales, como distintos tipos de maní, frutos secos (plátano salado, arándanos) y mermelada de porotos negros, entre otros. Además de eso, habrá suvenires que se pueden adquirir desde un dólar, y artesanía chilena.
Si un santiaguino también quiere subir al piso 6 del Portal Fernández Concha, sólo tiene que meterse a la página web del hostel (www.plazadearmashostel.com) y mandar un correo para agendar una visita. “La plaza no es un lugar amigable para el turista. No les vende ni agua y en verano los techos de las galerías apenas te permiten capear el calor. Nosotros queremos cambiar esa hostilidad”, revela Pablo Egaña.
Por qué en el centro
El historiador Miguel Laborde cuenta que el Portal Fernández Concha (1871) fue el último edificio que se apagaba en Santiago, el refugio de bohemios e intelectuales como Ana González o Ester Soré. “Este sector puede ser lo que fue antes: el lugar más caro de la ciudad. Pero para eso hay que atreverse a invertir. La Plaza de Armas tiene toda la infraestructura para transformar sus galerías en cavas de vino y tiendas de lujo, como en Nueva York o París. Imagínate vivir en el sexto piso del Boulevard Parque Arauco. Eso queremos que algún día sea este lugar”, sueña Pablo.
Sabe que al santiaguino no le gusta esta zona, que tiene la imagen de que ahí sólo se venden completos y que la Plaza de Armas está llena de clandestinos. Por ahí va su contraoferta de ofrecer helados de piña con jengibre, frutas locales y berries.
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