El Nico, gran amigo de la vida, siempre tuvo su frase para explicar porqué no salía con mujeres: “Después de la U voy a tener el MEDIO sueldo, un auto picador y las minas van a hacer fila, porque quieren un hombre con lucas y “bien”, pero ahora tengo que concentrarme en estudiar/trabajar/etc., y después vendrá lo otro”.
¿Suena lógico? En una sociedad rebalsada con publicidad, marketing, películas, música, religión, etc., la estructura de la vida tiene sentido como lo plantea el Nico.
El Nico consiguió las cosas de su lista, y hoy es virgen a sus 26 años. No por opción. ¿Se planteó el problema intentó resolverlo? No. Como hombre, en su interior sabe que el éxito con las mujeres es determinante en nuestra identidad y autoestima, pero en vez de trabajar en sí mismo, tomó el camino fácil: inventó más excusas.
En la sociedad de hoy cumples metas, conoces a “la” mujer de tu vida y… eres feliz. Eso se nos promete, y el Nico confía en eso. Cierto, ¿Es más fácil convertirse en un hombre íntegro, o ir a la tienda de moda, comprar el último diseño top y parecer un hombre íntegro? Al Pacino –en una de sus puntos altos como Scarface (uno de los papeles más endiosados por los hombres)-, lo pone así de fácil: “¿Qué consigues primero? El dinero. ¿Segundo? Poder. ¿Y tercero? ¡Mujeres!”.
Suena fácil, pero Nico –y Scarface en este caso- van a correr la carrera del “trabajo, dinero, poder”, pero al llegar a la meta, no encontrarán lo que buscan, porque corrieron por la pista equivocada.
Un primer y cierto concepto de atracción dice que las mujeres nos clasifican bajo dos categorías: el AMANTE (buenos genes) y el PROVEEDOR (muchos recursos).
El proveedor es el clásico cortejador inseguro: Toda junta con ella es una cita crucial, donde la pasa a buscar con flores, paga un restorán caro, habla de sus “importantes” trabajos, sueldo, auto, etc., Todo se centra en ella, lo que resulta altamente estresante para la mujer, y termina con un beso parco, muy lejos de donde ellos lo quieren.
Ahí es donde entran los “Nicos” (mayoría), que empiezan su conquista (que dura hasta 6 meses o un año) como proveedores e intentan luego convencerlas de que en realidad pueden ser amantes. Las mujeres no son seres racionales, sino emocionales y no responden al convencimiento en temas que involucran sentimientos.
El amante es el hombre que lidera la interacción y a los cinco minutos de conocerla la puede atraer a su mundo con su autenticidad. A ella le parecerá fascinante y sus emociones se verán estimuladas como nunca. El sexo para él es un resultado inminente de una atracción y no le da mayor importancia.
Después que la química es evidente, es fácil para el amante progresar a una relación mostrándole a la mujer que un amante puede ser un proveedor.
Lo que las mujeres buscan no es dinero (en la sociedad moderna tienen acceso a trabajos y recursos), o intelecto ni un modelo de revista, sino que están mirando cómo somos en nuestra sub-comunicación, nuestra congruencia, decisión y nuestro valor interno. Quieren saber si somos hombres de verdad.
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