En la noche de hoy, la alfombra roja del Festival de Cannes echará otra vez a andar su rito anual de desfiles glamorosos, sobrepoblación de estrellas de Hollywood, presencia de grandes nombres del cine europeo y arribo de los prestigiosos miembros del jurado, recibidos en la entrada del Palacio de los Festivales por Thierry Frémaux y Gilles Jacob, los mayores ejecutivos del encuentro fílmico más grande del orbe. La película elegida es Medianoche en París, filme de Woody Allen que contará con sus principales figuras en desfile, a excepción de la más esperada: Carla Bruni, primera dama de Francia.
Aunque la esposa del Presidente Nicolas Sarkozy argumenta “motivos personales y profesionales” para ausentarse, muchos creen que la real razón es librarse de las preguntas sobre su eventual embarazo y también evitar participar en el mismo festival donde se estrena La conquista, un filme donde su marido no sale muy bien parado. La cinta de Xavier Durringer es protagonizada por Denis Poldaydès, como Sarkozy, y describe el ascenso al poder de éste desde sus tiempos de ministro de Jacques Chirac.
El caso de Carla Bruni es el compendio de lo que siempre ha sido y es Cannes: una curiosa mezcla de seriedad, política, glamour y estrellas. Este año, y a diferencia del pálido evento del 2010, la agenda de filmes con carga sociopolítica estará, además, matizada por una masiva presencia de famosos, empezando por un jurado de gran impacto mediático, presidido por Robert de Niro e integrado, entre otros, por Jude Law y Uma Thurman.
La película inaugural de Woody Allen corre fuera de competencia, pero la presencia del director es siempre un estímulo en Cannes, que el 2005 estrenó Match point. Protagonizada por Owen Wilson y Marion Cotillard, Medianoche en París indaga en las turbulencias amorosas que sufre una muy normal familia estadounidense en un viaje a París.
El contingente de películas norteamericanas es encabezado por El árbol de la vida, esperado filme de Terrence Malick (La delgada línea roja) con Brad Pitt y Sean Penn, acerca de una familia del medio oeste en los años 50. Fuera de competencia, dos superproducciones abogan por el lado más comercial del encuentro: Piratas del Caribe 4 y Kung Fu Panda 2. Este par de trabajos aportará una cuota de figuras, representadas por Johnny Depp y Penélope Cruz, en el caso de la primera, y Angelina Jolie y Jack Black en la cinta animada.
El cine independiente de EEUU es encabezado por Restless, drama de Gus van Sant que cuenta los días finales de una joven afectada por una enfermedad terminal (Mia Wasikowska). La película compite en la sección Una Cierta Mirada, donde también se presenta este sábado el filme chileno Bonsái, basado en la novela homónima de Alejandro Zambra y dirigido por Cristián Jiménez. También desde EEUU proviene The beaver, filme de Jodie Foster que presenta a Mel Gibson como un hombre que se comunica con el mundo exterior sólo a través de un castor de peluche.
Los conocidos de siempre
Como hace dos años sucedió con su película Anticristo, el danés Lars von Trier otra vez desembarca en Cannes generando altas expectativas. En competencia está Melancolía, un trabajo con Kirsten Dunst y Charlotte Gainsbourg sobre dos hermanas enfrentadas al inminente fin del planeta.
España aporta con Pedro Almodóvar y su largometraje La piel que habito, cinta de suspenso protagonizada por Antonio Banderas como un médico con ataques sicóticos. El director manchego nunca ha ganado la Palma de Oro. Italia trae a Nanni Moretti (ver recuadro) y Paolo Sorrentino, que reclutó a Sean Penn en el rol de un viejo rockero que busca al asesino de su padre en el filme This must be the place.
Entre los consagrados también están los hermanos belgas Jean-Pierre y Luc Dardenne, que a través de The kid with a bike cuentan la historia de un muchacho sin padres al cuidado de una peluquera. Tanto los Dardenne como Von Trier y Moretti son viejos conocidos en Cannes y han ganado la Palma de Oro. No sería raro que este año se repitiera la historia.
El cine contingente de Cannes
Acaba de ser elegido Papa, pero cree que no tiene las condiciones para el cargo y decide sicoanalizarse. Este es el caso del personaje principal de Habemus papam, la nueva película del italiano Nanni Moretti. El director ya ha recibido críticas en Italia, por la supuesta banalización que hace de la máxima autoridad católica. En este Cannes muy político arriban desde Irán This is not a film, de Jafar Panahi, y Good bye, de Mohammad Rasoulof. Ambos filmes fueron rodados en condiciones semiclandestinas y llegaron al festival burlando las barreras de seguridad de su país. El primero es un retrato de un día en la vida de Jafar Panahi, mientras el segundo es la historia de una mujer que busca una visa para salir de Irán. Ambos cineastas fueron condenados a seis años de cárcel y a 20 sin poder ejercer su profesión por el gobierno de Teherán.
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