“¿Cómo puede decir eso un juez, en qué cabeza cabe que no me quiso matar? El me dejó con la cara llena de tornillos, mi oreja me la reconstruyeron, me golpeó muchas veces en la cabeza, me dejó inconsciente, agonizando. ¿Qué más quieren para darse cuenta de que él sí me quería matar?”.
Estas fueron las palabras con que Nabila Rifo se refirió ayer al fallo de la Corte Suprema, que el martes rebajó la condena en ocho años al autor material del ataque, Mauricio Ortega. El hombre atacó a la mujer en Coyhaique en mayo de 2016, sacándole los ojos y dejándola con fracturas en el cráneo. Con la nueva resolución, a la ex pareja de la víctima se le sentenció a 18 años de presidio.
En la sentencia, el máximo tribunal del país desestimó el delito de femicidio frustrado, argumentando que “no hay unidad de acción” que permita justificar este ilícito. Esto, porque los hechos ocurrieron en dos momentos diferentes: el de provocar el delito de lesiones simplemente graves (los golpes con el trozo de cemento) y otro ilícito, de lesiones graves gravísimas, por la mutilación de los ojos.
Nabila, por su parte, escuchó incrédula la resolución del máximo tribunal del país. “Yo no lo creía. Dije ¿cómo puede ser posible? Escuché al juez hablar y me puse a llorar, porque no podía creerlo”, relató la mujer. Mientras los jueces leían la resolución, Nabila estaba en su casa acompañada de su familia y de una abogada del Ministerio de la Mujer y de Equidad de Género.
Rifo, dijo ayer, tomó la resolución de la Corte Suprema como una nueva agresión. “He pasado un proceso largo, muy duro y complicado con este juicio, y que ahora todo esto salga a favor de él (Ortega) es como una burla para mí”, complementó.
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