Dicen que es acorde a los nuevos tiempos, donde el cuerpo de la mujer merece más respeto y las voces feministas se han ido elevando cada vez más.
Por eso, el diario La Cuarta, organizador del concurso de la Reina de Viña, decidió, tras recibir varias críticas, que este año el tradicional piquero ya no será una instancia de destape.
“Este año el piscinazo será más recatado”, nos contó el mismo director del diario, Sergio Marabolí, agregando que incluso ya se había conversado con todos los comandos de las candidatas para informarles esta nueva regla, que deja de lado los cuerpos pintados y las zambullidas sin bañador y sólo con elementos pegados al cuerpo.
Pero, ¿qué pensarán algunas voces femeninas sobre esto? Valeria Ortega, ex Reina de Viña, indicó a Biut que “me parece perfecto que cambie. El pisicinazo es una cosificación, entonces que que ahora sea reina y rey lo que se elige me parece bastante más equitativo”.
La conductora comentó que “creo que se tocó fondo y ya era difícil dar marcha atrás con el destape”, por lo que la medida le parece “correcta y bien que se cambie”.
En tanto, Ximena Riffo, una de las activistas de Ni Una Menos, argumentó que “todo lo que tiene que ver con concursos de belleza, y en esta caso el piscinazo, tiene que ver con estereotipos, lo que significa que siempre hay una especie de molde que se sigue y que siempre tiene que ver con mujeres jóvenes, que tienen un cuerpo deseado por la masculinidad, donde te categorizan como un cuerpo que esta para el consumo masculino”.
Por ello, la vocera comentó que, si bien, “nosotras no tenemos nada contra el cuerpo de las mujeres, lo que sí queremos es que se muestre el cuerpo no desde los moldes, sino un cuerpo real, y que no esté localizado solamente en algunas personas, como las más jóvenes”, agregando que “no queremos que anden con burka, sino que lo que queremos es lo real”.
Camila Mella, de la Rebelión del Cuerpo, también nos entregó su opinión, señalando que “el debate en torno a los concursos de belleza –desde la cancelación del Miss Reef hasta una llamada al ‘recato’ en la elección de la reina del Festival de Viña – han puesto dos bandos a debatir: por un lado, a quienes defienden el empoderamiento y la libertad personal de las mujeres que desean participar de estos concursos; y, por otro, a quienes sostienen que estos concursos son un tipo de violencia de género (explícita) y que deberían terminarse”.
Ante esto, la activista indicó que “no hay que olvidar que en el empoderamiento que supone la libertad de vivir de la propia imagen, involucra, por un lado, el goce que supone a estar mujeres ‘libres’ el ser ‘deseadas’ y, a la vez, la presión que sentimos la mayoría de las mujeres que no vivimos de nuestra imagen pero a quienes se nos exige cumplir el estereotipo de belleza femenina hegemónico”.
Por ello, Camila planteó que ante esto “en primer lugar hay que considerar que el feminismo no va de la libre elección (que, convengamos, es un gran avance) sino que de la igualdad de género. En segundo lugar, la denominada ‘vuelta al recato’ y el incluir al ‘rey’ de Viña para ‘equiparar la guerra de los sexos’ poco y nada contribuyen a eliminar la desigualdad estructural entre hombres y mujeres. Convengamos: el sexismo inverso no existe, no es posible cosificar a un hombre, no es posible transformarlo en un ‘objeto de deseo’ si toda nuestra cultura se estructura y nos enseñan que ellos son ‘sujetos’ y que nosotras somos ‘objetos’. La igualdad de género no se consigue a través de la objetivización masculina (que los hombres se transformen en objetos) sino que promoviendo la sujetivización femenina (que las mujeres se transformen en sujetos, en igualdad de derechos)”.
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