No es fácil tener una hija adolescente. Menos, cuando eres mamá joven, soltera y te haces cargo prácticamente sola de su crianza.
Celine Reymond vive así su maternidad. Y es honesta al revelar a Biut que “estoy haciendo todo lo que puedo para criar a mi hija, ayudándome con profesionales y todo, porque para mí está en una etapa que es definitoria”.
La actriz de Mega cuenta que “voy a lugares donde me puedan explicar. Yo necesito una guía para poder guiar a mi hija, porque soy mamá soltera y nadie me ayuda”, agregando que su retoña de 15 años “es una niña compleja, sensible, muy analítica. Tiene sus estados de alma, como se dice en francés”.
Por eso, para Celine la clave está en conversar todos los temas. “La comunicación es muy importante, no hay que cortarla nunca”, declara.
¿Eres mamá más autoritaria o mamá amiga?
En este minuto soy una mamá amiga. No sé si es lo mejor, pero es lo que resultó, porque yo la tuve muy chica y nos quedamos las dos, entonces era como ya, la incorporo a mi mundo porque quedarme aislada con ella no era factible. Entonces se crió conociendo a todos mis amigos. Pero ahora tengo que ponerle límites que le hagan bien, que le hagan tomar responsabilidades.
En ese sentido, Reymond ha tenido que enfrentar temas como las fiestas y el alcoholismo. Sobre todo cuando en su papel de “Casa de Muñecos” su rol tiene problemas con la bebida.
“Ahora mi hija, por ejemplo, está saliendo y ya se ha tomado sus primeras piscolas. Ha ido a dos fiestas donde la he ido a buscar y la verdad es que no le puedo decir ‘no tomes, toma Coca Cola’. Sería ciega, sería tonta, no estaría conectada con ella. Ella tiene que hacerlo porque es parte de su crecimiento, y hasta el momento nunca la he encontrado curada, es súper medida”, confiesa.
La actriz atribuye esta reacción principalmente debido a que “ha demonizado menos” el hecho, gracias a que, desde pequeña, “yo le decía si quería un sorbito, para que fuera probando. Sobre todo porque en nuestra casa siempre había alguna cosita o su abuelo siempre le echaba un chorrito de vino a su sopa”.
¿Crees que fue mejor así?
No sé si mejor o peor, pero si lo hice no fue para que fuera alcohólica, sino para educarla en el alcohol. Pienso que cuando es secreto, como una rebeldía, ahí se vuelve un problema. Pero si tú les enseñas a tus hijos a tomarse algo con la comida, por ejemplo, es más natural. Lo encuentro mucho más sano.
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