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Caída de natalidad es una amenaza remediable con nuevas políticas, según ONU

Según el estudio, 'hay diferentes medidas para remediar la disminución de la fecundidad, como abordar la discriminación por género en el ámbito laboral'.

Por EFE

La disminución de la natalidad es un fenómeno global que amenaza el progreso social, económico y ambiental de regiones como Asia oriental, Europa y América Latina, pero que tendría solución si se aplicaran las políticas adecuadas.

Así se desprende del último informe “Las perspectivas de la población mundial 2019“, elaborado por la ONU, que señala a España, Italia, Grecia, Singapur, el área del Caribe y Corea del Sur como los lugares más afectados por esta “catástrofe demográfica“.

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Imagen: Pixabay.com

Algunos países desarrollados como los del norte de Europa o Francia han implementado planes para mejorar la conciliación familiar-laboral, garantizar la igualdad de género, y empoderar a la mujer laboral y socialmente. Mientras, en otros países europeos como España, donde la esperanza de vida es la más alta del mundo y la fecundidad es de las más bajas, aún no se han puesto en marcha políticas reales que mejoren las condiciones económicas, laborales y sociales de las personas que desean tener hijos.

Según las encuestas realizadas por la ONU para la elaboración de su informe, en los lugares donde la fecundidad es más baja las mujeres expresaron su deseo de tener alrededor de dos hijos, un dato que se contrapone con las diferentes barreras que afectan sobre todo a la mujer para alcanzar ese objetivo.

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Las razones fundamentales de esta caída significativa de la natalidad son la incompatibilidad entre la crianza de los hijos, las demandas educativas y profesionales, la falta de conciliación familiar-laboral, el alto desempleo juvenil, los salarios bajos y la falta de apoyo para las mujeres trabajadoras.

Según el estudio de la ONU, en las últimas décadas, todas las regiones han experimentado una disminución de la fertilidad. En Australia y Nueva Zelanda los niveles de fertilidad son de 1,8 % nacimientos por mujer, mientras que en Europa y Norteamérica se sitúan en el 1,7 %. Hasta en regiones como el África subsahariana, donde el nivel promedio de fertilidad es el más alto, ha disminuido al 4,6 % en 2019, un 1,7 % menos que en 1990.

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La responsable del Equipo de la Secretaría Confederal de Mujeres e Igualdad del sindicato español Comisiones Obreras, Eva Antón, aseguró a Efe que “el mayor antídoto contra la caída de la natalidad es el empleo de calidad, políticas activas de igualdad de género, y políticas de educación y de coeducación para educar en la igualdad y la responsabilidad”. El tiempo que se tarda en superar estos obstáculos obliga a posponer la decisión de ser madre hacia unas edades en las que capacidad biológica de llevar el embarazo a término es menor.

Las mujeres laboralmente activas son las que tienen menos hijos de media. Entre ellas, la mayor fecundidad se da en las ocupadas con 40 o más años, con una media de 1,5 hijos, según datos del Instituto Nacional de Estadística de España, país en el que la tasa de fecundidad es de 1,3 hijos.

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La encuesta de fecundidad publicada por este organismo en abril de 2019 señala que casi ocho de cada 10 mujeres españolas de 25 a 29 años (el 79,2 %) aún no ha tenido hijos, y más de la mitad de las de 30 a 34 años (el 52,0 %) tampoco. Además, el 95,1 % de los hombres menores de 30 años aún no han sido padres, según la misma encuesta.

El ejemplo español

La relación entre desempleo y baja natalidad tiene su ejemplo más claro en Cádiz (sur de España), la provincia con la tasa de paro más alta del país, un 21%. “La situación económica no es muy favorable, siempre hemos tenido trabajo temporal, ninguno de los dos (mi pareja y yo) ha tenido un trabajo fijo, entonces el problema económico nos ha impedido tener niños”, explica a Efe Noelia Bermúdez, residente en Cádiz.

Siempre he tenido problema de encontrar trabajo fijo“, añade esta española de 33 años que trabaja como ayudante de cocina con un contrato parcial de verano y una jornada de doce horas al día. Según un estudio del INE de 2018, más de la mitad del empleo asalariado en España es precario. Ese mes de julio se registraron 2,2 millones de contratos de trabajo, de los que el 91,5 % fueron temporales y solo el 8,5 % indefinidos.

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La secretaria confederal del sindicato Unión General de Trabajadores (UGT), Isabel Araque Lucena, subrayó a Efe que “si nos vamos a los primeros nueve meses del año 2019, del 100 % de los contratos que hayan realizado tan sólo el 40 % corresponde a la contratación femenina y con un porcentaje elevadísimo de temporalidad, que roza el 60 %“.

La periodista feminista, Noemí López Trujillo, destacó en una entrevista con Efe que “habría que trabajar para facilitar la emancipación, la vivienda y el acceso al mercado laboral de la población joven“. Según su punto de vista, “la precariedad en la población joven es uno de los principales motivos por los que no están teniendo hijos”.

Nueva políticas de natalidad

Según el estudio “Demografía y políticas familiares desde una perspectiva de género 2016” del Parlamento Europeo, hay diferentes medidas para remediar la disminución de la fecundidad, como abordar la discriminación por género en el ámbito laboral y equiparar la brecha salarial entre hombre y mujer. También ofrecer servicios que apoyen la conciliación familiar equiparando los permisos de maternidad y paternidad.

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Los países del norte europeo son ejemplos de estas medidas, como Suecia, donde el permiso por nacimiento de hijo se extiende hasta los 13 meses. El coordinador de la Unidad Estadística del Instituto de Estudios Sociales Avanzados (IESA-CSIC), Manuel Trujillo, subrayó a Efe la necesidad de encontrar medidas como la “creación de una red global de centros de educación infantil de primera etapa públicos”.

Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), España es el octavo país que menos invierte políticas familiares, tan sólo un 1,46 %, mientras que Reino Unido ocupa la primera posición con una inversión del 3,95 %, seguido de Francia (3,65 %). “La inmigración es imprescindible, para sostener la población, más que para aumentar la fecundidad. Aunque la cifra de natalidad de las inmigrantes es más alta que la de las españolas, las extranjeras tienen los mismos problemas”, insistió Trujillo.

En el grupo de edad de 30 a 34 años las mujeres extranjeras alcanzan una cifra media de 1,2 hijos por mujer, mientras que las españolas sitúan su promedio en 0,69 hijos, según el INE. Países como Noruega o Finlandia han aplicado con éxito las ayudas fiscales a la hora de tener un hijo. Sin embargo en España, solo las familias numerosas (a partir de tres hijos), monoparentales y madres con discapacidad pueden beneficiarse hasta el momento de ellas.

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