La semana pasada, dos mujeres recibieron los órganos de sus madres, pero deberán esperar un año para intentar embarazarse.
Tal como lo habían anunciado hace poco más de un año, un equipo multidisciplinario de médicos realizó los primeros trasplantes de útero del mundo para que dos mujeres sin este órgano (por enfermedad congénita y cáncer) puedan ser madres. En ambos casos, las jóvenes recibieron el útero donado por sus propias madres y tendrán que esperar un año antes de que puedan intentar un embarazo.
No es todo. En las próximas semanas, otras dos mujeres serían trasplantadas y seis más tienen la aprobación médica para hacerlo, según confirmó a La Tercera Mats Brännström, jefe del Departamento de Obstetricia y Ginecología de la Academia Sahlgrenska, de la U. de Gotemburgo y líder de la pionera intervención.
Según explicó César Díaz, especialista del Hospital La Fe, de Valencia, y parte del equipo de Brännström, todas las receptoras que están en la lista de futuras cirugías son mujeres que no sobrepasan los 30 años de edad.
Los expertos dijeron que, hasta ahora, las dos madres (donantes) y sus hijas (receptoras del órgano) se encuentran en buen estado. Estas últimas están con tratamiento de inmunosupresión para evitar el rechazo del útero implantado y sólo en un año más podrán intentar un embarazo, ya que es el tiempo que requiere cualquier trasplante de órgano sólido (como corazón, pulmón, riñón) para saber si generó o no rechazo en el cuerpo, según explicó Brännström.
Sólo tras eso las pacientes serán sometidas a fertilización in vitro, injertándoles un embrión (formado con sus óvulos y los espermios de sus parejas), que fue previamente creado en laboratorio y congelado para el evento.
Embarazo de alto riesgo
De acuerdo al protocolo de investigación que tienen aprobado, cada útero trasplantado puede ser utilizado como máximo para dos embarazos y con un embrión cada vez, para evitar embarazos gemelares, dijo Brännström.
Según el especialista español, estos embarazos serán de alta complejidad, por cuanto existe un riesgo de un flujo sanguíneo restringido y en ese caso el bebé en gestación podría tener un retraso en el crecimiento. “Por ser una gestación en una mujer trasplantada se considerará una gestación de riesgo y se procederá a realizar un monitoreo más estrecho que en pacientes sin ningún tipo de patología”, indicó.
En teoría, el trasplante de útero está pensado para que las mujeres puedan gestar un embrión hasta la semana 37. Luego, y a través de una cesárea programada, el niño y el útero sean extraídos. Así se evita que la mujer deba seguir con la terapia de inmunosupresión para mantener el útero en su organismo sin que éste lo rechace.
Sin embargo, existe la posibilidad de que se pueda mantener para un segundo embarazo. “La finalidad del trasplante de útero es poder facilitar la gestación en una paciente con un problema muy concreto de fertilidad. Una vez el problema ha sido resuelto, el riesgo de mantener a la paciente bajo inmunosupresores rebasaría los potenciales beneficios, con lo que el plan sería extraer el órgano una vez que ha cumplido su función”, dijo Díaz.
El jefe de la investigación es más osado: “El útero puede ser utilizado para máximo dos embarazos”, insistió.
Hace 12 años, médicos saudíes intentaron un trasplante de útero en una mujer receptora de 26 años y otra donante de 46, pero tuvo que ser retirado a los tres meses. En octubre del año pasado, un equipo turco realizó otro trasplante de donante fallecida, pero no se conocen resultados.
El equipo que realizó estas cirugías experimentó antes con ratas, conejos, cerdos , ovejas y primates, todos con buenos resultados.
Sara tiene hoy 26 años y es profesora de biología en Suecia. Cuando tenía 15, supo que aunque tenía ovarios sanos, jamás podría tener hijos, porque sufría del síndrome de Rokitansky-Küster-Hauser, una mal que afecta a cerca de cinco mil personas en el mundo y por el cual Sara había nacido sin útero.
Con el tiempo se enamoró, y como estaba decidida a ser madre, investigó distintas posibilidades hasta que dio con el trabajo que realizan los profesionales del Hospital Universitario Sahlgrenska, de la U. de Gotemburgo (Suecia).
Hoy, Sara es una de las primeras mujeres trasplantadas de útero. El órgano lo recibió de su madre, Eva Ottosson.
El año pasado, cuando se anunció que se llevaría a cabo este hito de la medicina, Eva (de 57 años) dijo en una entrevista al diario británico The Telegraph: “Mi hija y yo somos personas muy racionales y ambas pensamos que es sólo un útero. Mientras que Sara dijo a ese mismo medio que su madre le preguntó “si no me parecía raro recibir el útero en el que yo me gesté, y mi respuesta fue no”.
En BBC, en tanto, Eva dijo hace un año, que su hija sabía que si decía que no (al trasplante) “se arrepentiría toda su vida”.
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