Mandala significa círculo en sánscrito, palabra también asociada con rueda y totalidad. Desde el punto de vista espiritual, son un centro energético de equilibrio y purificación que ayuda a transformar el entorno y la mente, ayudándonos a conseguir armonía personal. Hace algún tiempo que la palabra Mandala comenzó a sonar con fuerza en las redes sociales y en las conversaciones cotidianas, y cada día sin más las personas que se deciden por pintar o tejer mandalas.
Hablamos con Andrea Aránguiz, diseñadora y diplomada en psicología transpersonal de la Universidad del Pacífico, quien dicta un taller sobre confección de mandalas en lana: “Mi relación con estos tejidos fue cuando estaba embarazada y empecé a tener muchos sueños con símbolos. Tuve una gran necesidad de plasmar esos símbolos para entender qué significaban, fue algo espontáneo, tomé palos y comencé a tejer, algo que nunca había hecho. Empecé a ver que me pasaban cosas con los tejidos, empecé a aprender los puntos a hacer figuras y cuando los observaba me sentía más conectada con esos sueño”, cuenta Andrea.
La confección de mandalas permite transferir información desde nuestro inconsciente y así plasmarlo en un elemento, ocupación que tiene varios fines terapéuticos. La experta nos explica que “cuando uno teje, las formas que hace y los colores que uno elige están hablando. A través de estas creaciones te conectas con lo que estás viviendo en ese minuto y puedes ir sanando con ellos, porque los colores vibran y las figuras también, entonces te permiten entrar en estados emocionales, es como mirarse a sí mismo y nuestras emociones”.
Beneficios de los mandalas como terapia
Para Andrea, dictar estos talleres y enseñar a confeccionar mandalas en lana ha sido compartir su proceso personal: “Yo he pasado momentos muy difíciles y mi sanación ha sido en base a esto, por eso lo empecé a compartir con las personas. Te conectas con otras cosas, comienzas a conectar con los sueños y es el inconsciente el que se manifiesta, con este proceso comienzas a ser más consciente de tu inconsciente”, explica.
Además agrega que este aprendizaje se convierte en un espacio para conectarse con uno mismo: “A veces estamos tan metidos en las cosas prácticas que se nos olvida que somos seres espirituales y que tenemos que conectarnos con otras partes de nosotros, con esa parte mágica de cada uno”.
En el taller primero se enseñan los puntos y luego se van desarrollando figuras más abstractas. “En el proceso los alumnos van aprendiendo bien rápido los y dentro de todo esto comentamos lo terapéutico, a través de otras técnicas vemos cómo está el inconsciente fuera del tejido”.
La diplomada en psicología transpersonal dice que el taller es ideal para quien le interesan los mandalas o los tejidos, “porque la información que tengas va a llegar”. Existen talleres dictados para niños, de los cuales Andrea nos cuenta que “con ellos se observa qué colores eligen y para ellos es tremendamente terapéutico, pues les sirve para la concentración. Incluso he tenido niños que tienen problemas con las articulaciones, entonces les ayuda para ir moviendo las manos y relajarse, olvidarse de la enfermedad”.
La confección y contemplación de nuestros mandalas tiene como beneficios prácticos aumentar la tolerancia al fracaso, desarrollar la paciencia, permitir que el alma se exprese, ayuda a despertar los sentidos, aflorar la intuición y meditar. Todo esto porque se cree que las figuras y colores traen mensajes de unas profundidades que nos pueden llevar a conectarnos con nuestra espiritualidad y como los mandalas emiten vibraciones, también nos apoyan en la energía que necesitemos potenciar o cambiar.
Para información acerca de estos talleres escribe a kienesandrea@gmail.com y en Facebook www.facebook.com/creatividaddeandrea.
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