“A los 15 años, viví una relación abusiva con un hombre que me doblaba la edad, que hizo que perdiera por completo mi autoestima, confianza y seguridad. Subí 15 kilos, pasé por bulimia, adicción al azúcar, y todas las dietas más extremas y absurdas del mundo para poder volver a quererme a mí misma”.
Así es como Belén Soto anunció hace un tiempo el lanzamiento de su libro, “No te lo mereces”, que le tomó dos años escribir.
La actriz decidió compartir su testimonio en un formato que le permitió contar al detalle varias situaciones con las que, es probable, muchas mujeres se sientan identificadas.
Y con el objetivo de evitar y/o ayudar a otras mujeres pasen por lo mismo, la actriz dedicó un par de capítulos para hablar sobre su experiencia con algunas dietas y tratamientos a los que se sometió hace ocho años atrás, producto de la inseguridad que sentía con su cuerpo, que poco y nada le sirvieron.
Bajo el título: “Dietas absurdas para no seguir, no adelgazar ni ser feliz”, Belén detalló los procedimientos y resultados que obtuvo tras seguir dietas extremas y dolorosos tratamientos estéticos, “en mi loco afán por lograr un cuerpo perfecto, delgado, mejor dicho”.
– (NO) Dieta del sirope de savia
Algunos la llamen la dieta “milagrosa” porque, se supone, ayuda a purificar el organismo y perder kilos a velocidad flash. Durante unos días se debe consumir únicamente una mezcla de sirope, limón y agua. Pierdes peso porque no comes, pasas hambre y todo el tiempo sientes que te vas a desmayar. Te da tanta hambre que empiezas a obsesionarte con la comida… En dieciséis días perdí ocho kilos, pero cuando volví a la vida real, recuperé todo lo que había bajado y con creces.
– (NO) Dieta hipocalórica
Lechuga, pollo. Seiscientas calorías diarias, lo mínimo, y un refrigerador lleno de tallos de apio. Solo tenía energía para contar las calorías…sigues sagradamente las reglas durante días, y en un minuto de desesperación, te comes un pie de limón entero.
– (NO) Dieta de la sopa
Debería llamarse la (no) dieta de la sopa verde sin sal. Mi ansiedad, aliento, idas al baño eran terroríficas. Qué asco.
– (No) Dieta cetogénica
La famosa dieta en base a grasa, proteínas y baja en carbohidratos. Me costó mucho dejar las harinas, pero fui bajando de peso rápido, aunque después subí todo. Comía carne, carne y más carne, huevo, huevo y más huevo, aproximadamente ocho al día, más jamón, pollo y todos los derivados de proteína. El aliento y desequilibrio te lo encargo y estaba más agresiva.
– (No) Dieta de batidos
Este régimen se trata básicamente de tomar un batido e ir al baño a hacer otro batido. Sientes saciedad por veinte minutos y después nuevamente hambre más saciedad. Mi estómago rugía.
En el texto, Belén aclara que “no estoy en contra de los nutricionistas o nutriólogos. Ayudan a muchas personas a ordenarse para comer bien, pero no me vengan con estas (no) dietas que te indicó tu amiga o viste en la revista del peluquero. No son sanas, no lo son”, advirtió.
En cuanto a las intervenciones estéticas que se realizó, la actriz ahondó en las que menos le gustaron y las agrupó bajo el título, “Torturas del Siglo XXI”.
– Ondas rusas
Te recuestas en una camilla y te ponen unos parches localizados en el cuerpo conectados a cables que transmiten impulsos eléctricos de baja frecuencia. Se supone que este tratamiento otorga firmeza a la piel, favorece el sistema circulatorio y elimina la retención de líquido…Ni siquiera fui capaz de aguantar que terminara la sesión. Pasado los tres minutos de estos mini shocks, me desmayé: creo que fui electrocutadas.
– Mesoterapia
El famoso tratamiento de las jeringas gigantes. Para mí fueron cuatro pinchazos en cada pierna, que debían combatir la celulitis y la grasa localizada…Sangre y moretones en mis piernas. Seguí todo al pie de la letra y no pasó nada, ningún cambio.
– Liposucción
Me sometí a este tratamiento sin estar preparada para hacerlo. No es un procedimiento malo en sí mismo, pero cuando estás en medio de una depresión que no logras superar, hundida en tu inseguridad, al borde de la bulimia, una cirugía no es la solución. Eliminarás la grasa de tu cuerpo, pero si no cambias tu manera de pensar, no servirá mucho. Vas a continuar comiendo, reprochándote y cometiendo los mismos errores y eso me pasó a mí… Es el dolor más terrible que he sentido en mi vida y la peor experiencia que puedo recordar. Tus piernas rajadas por dentro, moreteadas, adoloridas. No puedes pararte, caminar ni ir al baño sola. Estuve seis meses postrada y no hubo ningún cambio porque el problema seguía siendo yo. En el postoperatorio comí cosas ricas en abundancia y me había vuelto muy sedentaria.
Finalmente, la actriz asegura que encontró la solución a sus problemas una vez que hizo las paces con su cuerpo.
“Cuando hice las paces con mi cuerpo pude escucharlo mejor y fue una revolución en mi vida…Dejé de sentir culpa por comer y hacer deporte se convirtió en algo placentero y no en una obligación… Me di cuenta del tiempo que perdemos con problemas superficiales y trabajé en potenciar mi seguridad, al margen de si estaba flaca o no”, explicó.
Por último, aconsejó “dejar de lado la preocupación por la comida y ponerle más atendión al cuerpo. No creas que tienes exclusivamente un día a la semana para salirte de la dieta, porque lo único que lograrás es deprimirte y aumentar la ansiedad”, recomendó.
“Come rico, sano, busca el equilibrio y come lo que se te dé la gana. No comas cosas que te desagrades y no creas en dietas que lo único que harán es que bajes a la cocina a medianoche por un pedazo de torta enorme en señal de desesperación”, señaló.
“Ámate. Ama tu cuerpo y la comida por igual”, finalizó.
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