Empieza la primavera y todo renace; nos damos cuenta al sentir el aroma de las flores, el calor del sol, el brote de frutos, el cielo azul y la alegría que inunda en los corazones. La naturaleza cambia y por ende cambiamos nosotros también.
Uno de esos cambios se nota en la comida: en verano tendemos a comer menos, porque el cuerpo ya no necesita grandes reservas de comida para calentarse y llenarse de energía. Así, nos sentimos con menos ganas de comer grasas y alimentos ricos en calorías y preferimos entonces, los alimentos más sanos, ligeros o puros, también llamados “sátvicos”. En esta categoría entran todas las verduras y frutas que durante las estaciones de primavera y verano, están en abundancia en nuestra mesa. Se consideran también dentro de esta categoría los lácteos, cereales, frutos secos y semillas.
Otro gran regalo que nos da la naturaleza durante esta época del año, y que muy pocas veces somos conscientes de él, es el aire puro que se respira, tanto en la ciudad como fuera de ella. La calidad del aire mejora por la ventilación y por la disminución de partículas contaminantes, que en invierno se acumula sobre la ciudad.
Durante el verano también tendemos a alejarnos de la ciudad e ir hacia a lugares mas puros, donde encontramos mayor cantidad de “prâna” en sánscrito, “chi” en chino y “ki” en japonés. Son diferentes nombres para un mismo concepto; “energía”. Resulta muy difícil explicar lo que realmente es y significa “prâna”, pues es un concepto elevado y profundo… Es posible describirla como manera de resumen, podemos decir que es la energía que impregna el universo en todos los niveles, tanto de energía física, mental, intelectual y espiritual. Todas las energías vibrantes son prâna. Y como tal, donde más prâna haya, más salud habrá.
Se tiende a pensar que el prâna se concentra mas en los lugares donde circula agua en constante movimiento, como por ejemplo los ríos y mares, por lo que estos lugares son muy propicios para la práctica del Yoga: asanas (posturas), meditación y pranayamas (prácticas de control de la energía a través de la respiración)
El ser humano y sus vestiduras
El cuerpo físico es considerado como un instrumento o vehículo del alma, en su camino de evolución. Y, al igual que otros vehículos, requiere de mantención y cuidados. La gran mayoría de los seres humanos vive totalmente desconectado de este cuerpo, olvidando por completo todos los otros aspectos que recubren este ser o alma.
El ser humano está cubierto por 5 vestiduras o “koshas”. La primera vestidura es el cuerpo, la capa más densa, que podemos tocar, sentir y que para subsistir necesita del alimento. Por ello es importantísimo que sean alimentos puros y de buena calidad, para así nutrirlo de forma correcta.
La segunda capa, es la mental o “ego”, quien nos ata a las emociones y al sufrimiento. Esta vestidura necesita para sobrevivir de pensamientos puros, los que en gran medida se aportan a través de la comida que ingerimos.
La tercera kosha, es la intelectual, que tiene que ver con la capacidad de discernimiento, la inteligencia. Esta capa necesita del auto estudio o meditación para permanecer sana, también son muy importantes los buenos pensamientos, la lectura, la práctica de devocional y el servicio desinteresado hacia los demás.
La cuarta vestidura, más sutil, es la energética, que no podemos ver pero sí sentir. Esta se alimenta de prâna, energía que se absorbe a través de los sentidos; los alimentos también juegan un rol muy importante, el aire lo es también.
Y por último está la vestidura espiritual, donde habita el alma, nuestra naturaleza mas profunda. La que necesita de todas las otras para poder desarrollarse.
Todas las vestiduras están interrelacionadas y lo que afecta a una, afecta a la otra. Es imposible percibirlas por separado.
Es por eso que hablamos de un “ser humano”, porque es un ser espiritual viviendo una experiencia física, corpórea y real. Así, cuando nos enfermamos y nos duele la cabeza por ejemplo, no es sólo el cuerpo el que está afectado, están todos los otros aspectos de nosotros mismos, quienes nos ayudan a salir de los problemas, obstáculos, penas, conflictos, enfermedades, o cualquiera sea lo que nos afecte.
Durante la época del verano, al igual que tendemos a comer y alimentarnos mas sanamente, también tendemos a preocuparnos de nuestro aspecto físico, lo que debería ser no sólo por estética, sino motivados por una cuestión de salud y bienestar.
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