Si eres de las que no puede salir de la casa si no mete la cabeza bajo un buen chorro de agua y tu ducha diaria es sagrada, debes saber que para algunos especialistas esta y otras prácticas habituales, no serían del todo saludable.
Y es que varios especialista coinciden en que tanto las duchas muy seguidas, como el abuso del uso de shampoo y jabón, además del agua muy caliente, serían los peores enemigo de nuestra piel. ¿Por qué? A continuación te contamos.
Los errores más comunes
1. Ducharse muy seguido
La doctora María Sainz, jefa del servicio de Medicina Preventiva del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, explica en una nota publicada en el sitio online del Huffington Post, que la piel es el primer mecanismo que tenemos para defendernos de los agentes externos, ya que sirve para resguardarnos de gérmenes, la humedad y regula la temperatura entre el exterior y nuestro interior.
“Si estamos continuamente rasurando, lavando o haciendo correr agua por nuestra piel estamos quitando nuestras defensas”, explica la experta.
2. Usar agua muy caliente
La temperatura del agua también tiene mucho que ver. La Academia Española de Dermatología señala en la misma nota publicada por el sitio online estadounidense, que “no hay que ducharse con agua demasiado caliente porque podrían desintegrarse algunas moléculas del manto ácido de la piel, lo que propiciaría una excesiva resequedad”.
Además la creencia de que una ducha con agua caliente te activa y despierta en las mañanas, no sería cierta. Pues ocurre todo lo contrario. Según los expertos, la temperatura de nuestro cuerpo cae de forma acelerada apenas cierras el agua, lo que nos conduce a un estado de ánimo reposado, muy lejano a la idea energizante que tenemos en nuestras cabezas.
“Las personas que en invierno acostumbran a bañarse con agua muy caliente y por tiempos prolongados, son más propensas a sufrir dermatitis atópica, debido a que retiran la grasa que protege a la piel contra el frío”, señala Ana Rosa Alvarado Rivas, dermatóloga del Instituto Mexicano del Seguro Social en una nota de QUO.mx.
3. Exceso de jabón
La tendencia habitual es pasar el jabón por cada rincón de nuestro cuerpo. Sin embargo sería un gran error, ya que con esto atacamos constantemente el manto lipídico que recubre la piel, destruyendo así el pH que nos defiende de virus, ácaros y además microorganismos.
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Es por esto que la dermatóloga María Sainz recomienda para el grueso de la población “usar jabón sólo por la zona de mayor sudoración y que en el resto del cuerpo corra el agua y listo”. Además, agrega que otra forma de proteger a nuestra piel es prefiriendo productos naturales o que no contengan parabenos.
4. No saber aplicar correctamente el shampoo
Los especialista de la Academia Española de Dermatología aseguran al Huhffington que aplicar mucho shampoo en la parte alta de la cabeza sería otro de los errores fatales que cometemos habitualmente en la ducha, ya que le hace muy mal al cuero cabelludo.
Según explican en la nota del sitio online, la forma correcta de lavar el cabello sería “aplicando este producto en sentido vertical sin acumularlo arriba. Posteriormente hay que enjuagarse muy bien con abundante agua, aplicar un acondicionador si se quiere, peinar con un peine de púas anchas que ayude a desenredar, y posteriormente secar”.
Además agregan que lo ideal es usar un shampoo con pH 5.5 y cepillarnos a diario con un cepillo de cerdas suaves.
5. Usar esponjas ásperas
Aunque muchas veces utilizamos esponjas u otros elementos para ducharnos, debemos limitar su uso, sobre todo si tienen fibras demasiado ásperas.
Los expertos de la Academia Española de Dermatología explican en Huffington Post, que limitar estos artículos de aseo ayuda a mantener equilibrado el nivel del ph entre los 5.5 y los 5.9 grados de acidez.
Junto con esto, una vez que utilizamos estas esponjas, deberíamos secarlas a la luz del sol para evitar la colonización de hongos y bacterias, que a la larga pueden afectar nuestra piel.
6. Utilizar toallas inadecuadas
Finalmente, la doctora María Sainz afirma en el Huffington Post que no deberíamos usar cualquier toalla para secarnos, sino una de algodón absorbente, ya que una demasiado áspera podría irritar las pieles más sensibles e incluso resecarlas.
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