En esta época donde el frío es el protagonista de nuestro días, a muchas nos gusta incorporar platos y bebidas calientes en nuestro régimen diario.
Las comidas con temperaturas más elevadas son beneficiosas para aquellos que tienen dificultades para calmar el hambre, ya que tienen la característica de ser más saciantes. Sin embargo, muchas veces se tiende a consumir comidas excesivamente calientes, lo que puede acarrear perjuicios en la salud a largo plazo.
Para conocer más detalles sobre los beneficios o riesgos de este tipo de platos, hablamos con Laura Martinez, especialista en nutrición de Oreegano, una comunidad online donde especialistas en nutrición y usuarios comparten miles de recetas según cada necesidad.
Sacian más y son más digestivas
Las sopas, cremas y guisos calientes, son una opción excelente no sólo para calentar el cuerpo, sino para combatir el hambre en un periodo donde se acostumbra a comer más. “Las comidas calientes sacian más, y si además se preparan con alimentos ricos en proteínas, fibra y agua como las legumbres o las verduras, controlar el peso en esta época del año resultará mucho más fácil”, dice Laura.
Otro beneficio de las comidas calientes es que éstas facilitan la digestión. “El cuerpo humano se encuentra a unos 37º de temperatura, por lo que toda la comida que ingiere se calienta al entrar en el cuerpo. Al consumir alimentos fríos, la digestión es más lenta, puesto que el estómago deberá dedicar tiempo a calentar la comida, retrasando su vaciamiento hacia el intestino delgado; un proceso que se agiliza al tomar los alimentos calientes”, señala la especialista.
Si por falta de tiempo no tienes más remedio que recurrir a un frío sándwich, no te preocupes, Laura aconseja tomar una bebida caliente (como un café o una infusión) después de la comida, ya que eleva la temperatura del contenido del estómago, con lo que se facilita también así la digestión.
Mayor riesgo de cáncer y pérdida de nutrientes
La Organización Mundial de la Salud (OMS) alertó el año pasado del peligro que suponía ingerir bebidas muy calientes, ya que podrían causar cáncer de esófago. Tras un análisis del posible efecto cancerígeno de consumir café, mate y otros líquidos calientes, los científicos encargados de la investigación llegaron a la conclusión de que el riesgo residía en la temperatura, y no en las bebidas en sí. “En Latinoamérica hay una mayor incidencia de cáncer de esófago que en otros países, lo que se ha relacionado con la costumbre de beber el té y el mate a temperaturas que rondan los 70 grados centígrados”, dice Laura.
La especialista señala que aunque el estudio citado se centró sólo en las bebidas, no es descabellado pensar que el efecto pueda ser el mismo si se consume cualquier tipo de alimento a elevada temperatura. “Además del mencionado cáncer de esófago, tomar la comida muy caliente puede provocar quemaduras en la lengua, el paladar o la faringe, alterar las papilas y favorecer la aparición de úlceras. Lo mejor es no tomar los alimentos a más de 40-50 grados para no exponer el cuerpo a este tipo de daños”, aconseja la experta.
Otro pequeño riesgo de tomar la comida caliente es que, al cocinarla, se produce una pérdida de nutrientes, por lo que es interesante saber cómo minimizarla para aprovechar mejor las propiedades de los alimentos.
“El caso más representativo es el de los vegetales, puesto que la técnica que se emplee en su cocción determina enormemente la pérdida o conservación de buena parte de sus nutrientes”, dice la especialista en nutrición.
Algunos consejos que nos da para prevenir los riesgos son:
–Evitar el remojo previo; las verduras se deben agregar a la cazuela cuando el agua esté ya hirviendo, y se deben cocer en poca agua y durante el menor tiempo posible.
-En caso de que el plato sea al horno, se aconsejan las temperaturas altas y durante poco tiempo.
-La cocción al vapor y en microondas son las técnicas que tienen menor impacto en los nutrientes, por lo que son las más aconsejables a la hora de cocinar frutas y verduras.
Para no engordar en invierno: qué y cómo comer – Biut.cl
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