Chile, un paraíso para los astrónomos

Por BBC Mundo

Con su cielo claro y clima extremadamente seco, el desierto de Atacama, en el norte de Chile, ha sido un imán para los astrónomos. Algunos de los telescopios más poderosos del planeta están estacionados allí.

Pero dentro de poco se iniciará la construcción de un telescopio que hará parecer enanos a todos los anteriores. No se trata del “Telescopio Muy Grande” o VLT (Very Large Telescope en inglés) sino del “Telescopio Extremadamente Grande” (ELT por sus siglas en inglés).

Éste se va a construir en los Andes a 2.600 metros de altura frente al Observatorio Paranal y cuando termine su construcción en aproximadamente 10 años, se espera que sea el más poderoso instrumento óptico del mundo.

El telescopio será del tamaño de un estadio de fútbol, pesará 5.000 toneladas y su costo estimado es de US$1.500 millones.

Tendrá la capacidad de resistir terremotos de gran magnitud, algo esencial en el caso de Chile.

ROMPECABEZAS

Los astrónomos señalan que las imágenes que producirá este telescopio serán 15 veces más precisas y definidas que las del telescopio espacial Hubble y podría eventualmente ayudar en la búsqueda de vida en otros planetas.

El Observatorio Europeo Austral (ESO por sus siglas en inglés), que opera Paranal, dice que el telescopio, y otros como éste, “podría eventualmente revolucionar nuestra percepción del Universo, tanto como lo hizo el telescopio de Galileo.

Su lente principal tendrá 42 metros de ancho, o sea, cinco veces más que otros estacionados en Paranal, que se encuentran entre los más grandes del mundo.

Ya que es imposible hacer un lente que sea a la vez tan ancho y con la curva y la alta precisión requeridas, ingenieros europeos construirán mil lentes hexagonales que serán embarcados hacia Chile y ensamblados allí como piezas de un gigante rompecabezas.

Henri Boffin, astrónomo jefe en Paranal, dice que el nuevo telescopio ayudará a los científicos a responder una serie de preguntas que han surgido a partir de las observaciones hechas con los ya existentes.

“Nos hemos planteado una serie de preguntas”, dice Boffin. “Por ejemplo, hemos descubierto que la expansión del Universo se está acelerando, pero no tenemos ni la mínima idea de por qué”.

“Pensamos que hay una especie de energía oscura, pero tampoco tenemos idea de qué se trata.”

De la misma forma, sabemos que el universo está compuesto en parte de materia oscura, pero no tenemos absoluta idea de qué es, y representa un 25% del universo”.

“Esperamos que el nuevo telescopio nos ayude a responder esas preguntas”.

La construcción del telescopio no es el único gran proyecto astronómico en Chile.

Un poco más allá del observatorio de Paranal, los ingenieros están terminando la construcción de ALMA, la mayor red de radiotelescopios del mundo.

Esta red consistirá de más de 60 antenas parabólicas, ensambladas en lo alto del cerro Chajnantor, a una altura de 5.000 metros.

Tim de Zeeuw, el director del Observatorio Europeo Austral, señaló que ALMA, que comenzará a operar en los próximos meses, promete ser “tan transformador para el mundo de la ciencia, como lo fue el telescopio espacial Hubble”.

RESEQUEDAD DEL DESIERTO

Estos dos proyectos han cementado la reputación de Chile como un paraiso para los astrónomos.

Se calcula que para 2025, el país sudamericano será receptor de la mitad de la infraestructura para captar imágenes espaciales del mundo.

Eso en buena medida se debe al cielo del desierto, que es de los más claros del mundo. En algunas partes de Atacama, no hay registros conocidos de lluvias.

La altura también es importante, en particular para ALMA. Los radiotelescopios recogen ondas sonoras del espacio exterior, pero las señales son con frecuencia distorsionadas por el vapor de agua de la atmósfera de la Tierra.

Construyendo en las alturas, donde el aire es más seco, los ingenieros pueden evitar parte de esa humedad.

Pero hay otras razones por las que los astrónomos están acudiendo a Chile: estos observatorios, ubicados en el hemisferio sur, no entran en competencia con los que están en EE.UU. y Europa, que permiten observar el universo desde otros ángulos.

“Si quieres practicar la astronomía moderna y quieres hacerlo desde el hemisferio sur, tienes que hacerlo en Chile”, destacó Boffin.

Factores políticos y de infraestructura también entran en juego. Chile es uno de los países más prósperos y estables de la región, desde su retorno a la democracia en 1990. Esa estabilidad es esencial para proyectos de largo plazo como éstos.

Los telescopios existentes en Paranal ya han ayudado a los científicos a realizar algunos descubrimientos notables.

Por ejemplo, captaron la primera imagen jamás vista de un planeta fuera de nuestro Sistema Solar, y ayudó a los astrónomos a calcular la edad de la estrella más antigua de la Via Láctea, que tiene 13.200 millones de años.

Una de las grandes hazañas del Observatorio fue probar que hay un hoyo negro gigantesco en el centro de la Vía Láctea.

Los científicos estiman que este misterioso vació tiene una masa tres millones de veces más grande que la del Sol.

Los astrónomos de Paranal se enorgullecen de estos logros, pero aspiran a más.

Y sostienen que el nuevo gran telescopio los ayudará a lograr sus objetivos, y abrir una nueva etapa en el conocimiento del Universo.

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