Al interior del ADN existen unas pequeñas moléculas encargadas de regular que cientos de genes de nuestro organismo estén activos o inactivos. Se llaman microARN, fueron descritos hace 10 años por la ciencia y aunque están siempre presentes en nuestro torrente sanguíneo, hace cuatro años se descubrió que su actividad anormal está vinculada con la aparición de cáncer. Como su principal función es regular la actividad de los genes, cuando se produce un crecimiento anormal y descontrolado de células a causa de mutaciones en los genes (que es lo que ocurre con el cáncer), ese cambio o desorden se refleja en los microARN.
Así lo entendieron investigadores del Massachusetts Institute of Technology (MIT) que crearon una nueva tecnología que permite detectar a través de un examen de sangre, en tres horas y con sensibilidad 100 veces superior a lo que existe actualmente, la presencia de distintos tipos de cáncer a partir de microARN anómalos.
En dos artículos científicos escritos este año, el equipo dirigido por Patrick Doyle, profesor de ingeniería química del MIT, explica que cuando a la muestra de sangre se le agrega un tipo especial de hidrogel fluorescente, los microRNA anómalos se adhieren a él y es más fácil detectarlos. Así, pueden crear un perfil que les permitirá saber si hay o no cáncer y qué tipo de cáncer es el que se está gestando.
El genoma humano contiene alrededor de 1.000 microARN. Según Doyle, aun cuando cada científico confía en pruebas determinadas para detectar tumores, esta técnica tiene beneficios potenciales. “(Para mí) la detección de microARN directamente de una muestra de sangre sería mucho más eficiente”.
Cómo se hace
Una vez que los microARN son detectados, los investigadores les pasan una especie de escáner que analizan sólo las partículas fluorescentes. El fin es poder ver una especie de “código de barra” que está impresa en cada una de esas partículas y con ello determinar el tipo de cáncer que estaría creciendo en el organismo, por cuando cada cáncer tiene un microARN específico. Todo este proceso lleva menos de tres horas.
Los científicos probaron la técnica en pacientes con cáncer de próstata y en cuatro pacientes con cánceres diferentes y el análisis fue exacto.
El mismo equipo iniciará ahora un nuevo estudio para medir la presencia de estas moléculas en otras enfermedades como el VIH y las patologías cardiovasculares, donde también los microARN se vuelven anómalos cuando están presentes. Carlos Valenzuela, académico del Programa Genética Humana de la Facultad de Medicina de la U. de Chile, explica que en el cuerpo es habitual el crecimiento anormal de células, pero que el propio organismo es capaz de controlarlas sin que el cáncer se desarrolle. Por ello cree que aunque el trabajo del MIT es interesante, necesita mayor investigación para que se eviten las falsas alarmas. “Esto puede traer problemas. Probablemente, podría detectar ciertos cánceres que son neutralizados por el mismo organismo y se generaría una falsa alarma, como ocurre hoy con los exámenes de escáner y resonancias que detectan muchos quistes y otras cosas que asustan a las personas y que en realidad no son graves enfermedades”, dice. Para el experto, lo que falta es definir claramente el momento y la forma en que cambian estas partículas en la sangre, algo que él cree que se verá en los próximos estudios.
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