Más vale sola que mal acompañada, ya conocen ese dicho y es la pura y santa verdad. Lo he comprobado y seguramente ustedes también. Pero no siempre pensé lo mismo, recuerdo que hasta hace algunos años no podía vivir la vida en solitario, y ahora llevo dos años sin pareja formal, pero disfrutando (con moderación) de la vida. ¿Qué me pasó?
Creo que descubrí que en el amor hay mucho de decisión, de saber elegir y de saber lo que uno quiere para uno mismo, no todo es magia, hay también voluntad. Me di cuenta que la mayoría de las veces cuando uno tiene “mala suerte en el amor”, no es una cosa del destino, una prueba de Dios o culpa exclusivamente de esa perversa otra persona, sino que uno mismo provocó de una u otra forma cada una de esas situaciones. Así mismo, tal cual, yo solita me lo busqué.
Y yo ya no busco dramatismo, busco estabilidad y sé perfectamente lo que quiero. Ya no me dejo convencer tan fácilmente, ya no caigo en una relación como antes. Pero me da miedo estar en el otro extremo y que nadie me parezca bueno como para comenzar algo en serio.
En estos dos años de soltera, me enfrenté a un ex arrepentido de sus faltas que quiso volver, a un viejo amigo del colegio que desesperado por no estar solo me pidió matrimonio y a un par de relaciones que desde el principio pintaron para sólo algo pasajero. ¿Me estaré volviendo muy exigente? ¿Habré perdido el encanto en el amor?
A veces pienso que sí, pero no quiero cometer los mismos errores del pasado. No quiero dejar ir a las personas importantes, ni tampoco involucrarme en relaciones que no tengan ningún futuro y que terminen de pésima y dramática forma, para eso, ya saben, más vale sola.
Puede ser que sí, que esté demasiado exigente, pero si pienso un poco, con ninguno de ellos me gustaría estar ahora, claramente no eran para mi. No se trata de estar con alguien sólo por no estar sola. Más vale sola, que acompañada de alguien que no ayuda a hacer de tu vida algo bueno y armónico. Yo decido cómo es mi propia vida.
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